LA PRENSA DE LARA.- CARACAS ganó 50 juegos en la suma de todas las instancias. Fue un colectivo que no tuvo pausas negativas de importancia. Al conjugar excelente trabajo de oficina, atinada dirección de campo y destacada labor de sus peloteros, el resultado fue un título 21 lleno de merecimientos. El club capitalino no solamente cambió su mentalidad en esta temporada — saliendo de un largo bache sin gallardetes, más de una década — sino que también hizo radicales modificaciones en su roster, precisos cambios con otros clubes, atrayendo una afición que se había alejado de las tribunas, molesta porque no había un cauce abierto hacia lo ahora conquistado… LA experiencia de jugadores con grados altos de capacidad, grandeligas ejecutando la tarea diaria y un proceder meritorio en cada fecha, fueron las chispas que dispararon con precisión hacia el cetro. Aparecieron los Freddy Fermín, José Rondón, Isaías Tejeda, Harold Castro — autor del cañ;onazo decisivo — los hermanos Orlando y Oswaldo Arcia, con fichas temporales de mucha altura como Gleyber Torres y Eugenio Suárez. Los Leones supieron resolver a palo limpio las deficiencias del pitcheo, mal generalizado en el circuito, a tal punto que el juego seis por el campeonato fue emprendido por el cuerpo de relevistas. No menos atinadas las escogencias en el draft, con Silvino Bracho y Alí Castillo como puntales en sus respectivos trabajos. El departamento monticular no era para enorgullecerse, además agobiado el equipo por la pérdida casi simultánea de tres catchers, recurriendo a un jugador de la reserva, Juan Carlos Torres, con ningún turno en la eliminatoria y solo cuatro en la semifinal. El cuadro león nunca bajó la guardia y volvió por sus fueros en cada ocasión. Y hubo otros pasajes negativos que la gerencia superó con buena puntería… EN su momento votamos por José Alguacil como manager del añ;o. Nos confirmó en el remate de campañ;a que hizo todo para merecer un premio que no ganó. Con Wilson Álvarez y Lipso Nava como guardaespaldas, el piloto de la banda capitalina se fue desde el vamos, manejando y administrando como los buenos jinetes un club a veces complicado pero siempre listo para apartar los obstáculos. Feliz coincidencia esa de un título en casa y una Serie del Caribe en la Sultana del Ávila. Suerte.
EN 53 añ;os de su nueva etapa, la Serie del Caribe ha tenido pocos cambios sustanciales. Entre aquella justa de 1970 con tres países y la que será inaugurada mañ;ana con ocho participantes hay una diferencia abrumadora, exitosa seguramente. La ampliación de los concurrentes y los nuevos episodios vibrantes que ha logrado la pelota venezolana le dan un cariz especial al evento que tendrá además varios motores que le auguran, ojalá sea así, resultados óptimos. A la competencia algunos la llamaron, exageradamente y en sus pasajes de estancamiento, la pequeñ;a serie mundial. Desde añ;os recientes entraron Colombia y Panamá, tras largo tiempo de espera, y ahora el pizarrón crece a ocho asistentes con el concurso de dos entidades muy beisboleras, la siempre poderosa Cuba, que ya reingresó antes al evento, y Curazao, que tiene, a pesar de su pequeñ;ez territorial, un nivel adecuado para anexarse a la justa, con varios peloteros pertenecientes a nóminas de liga mayor… HAY una gran complicidad de factores para pensar en dividendos jugosos, no solamente en lo económico sino también en lo deportivo. El representante venezolano pertenece a la ciudad capital, lo que le ofrece un atractivo extra a la venta de boletos. La serie final ha sido la más exitosa en mucho tiempo, con más de veinte mil aficionados asistentes al parque de la Ciudad Universitaria en varios de los careos. El ambiente beisbolero ha crecido y ello lo demuestra la reacción dentro y fuera del escenario de Los Chaguaramos… POR mucho tiempo nuestro país ha carecido de escenarios peloteriles acordes con la importancia que el torneo beisbolero tiene para la Venezuela deportiva. Y aquí viene otra ganancia muy importante.
EL nuevo estadio es una mole construida con todas las de ley. Ya los Caracas-Magallanes y otros choques de importancia no estarán sujetos a un aforo limitado, ese de los veinte mil y pico de espectadores. En el parque de La Rinconada podrán acceder cerca de cuarenta mil personas cómodamente instaladas. Se trata de un regalo retardado por este y otros gobiernos. Es una obra levantada con mucha lentitud, pero se afirma que posee todos los requisitos como para asentar sin dudas que será el mejor estadio de béisbol que exista en América Latina, opinión compartida por quienes han tenido la posibilidad de visitarlo antes de su apertura oficial este jueves con la ceremonia inaugural del clásico caribeñ;o… EL vetusto universitario, al cual llamamos catedral de la pelota nuestra, le da paso además al Forum de La Guaira, segunda sede de la serie caribeñ;a con unos quince mil asientos disponibles. Cada hogar tendrá dos juegos diarios, en un calendario exigente que determinará cuatro semifinalistas y a continuación los dos equipos que decidirán un título oloroso a buen béisbol. Y si Colombia fue capaz de dar la campanada en República Dominicana en febrero del 2022, no les extrañ;e que haya otra sorpresa bien recibida que trastorne a los tradicionales favoritos y huéspedes de la cita regional. Ya vemos que no hay, entre los ocho inscritos, enemigo pequeñ;o.
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