Agencias | LA PRENSA DE LARA.- La próxima victoria de Los Angeles Lakers no será una victoria cualquiera. Tienen hasta tres oportunidades contra los Miami Heat para lograr su decimoséptimo título de la historia, una cifra que igualaría a sus archienemigos Boston Celtics en la cúspide de la NBA. En una temporada llena de sobresaltos, un año que empezó con la muerte de Kobe Bryant y que se ha alargado hasta octubre en medio de protestas raciales y una pandemia global, L.A. continúa fijándose en el legado de la leyenda fallecida para mantenerse firme en su objetivo.
«Sabemos lo que está en juego, el trabajo no está hecho», repitió una vez más LeBron James tras el triunfo de los angelinos por 96-102 en el quinto partido de las Finales NBA 2020 que pone el 3-1 en la eliminatoria. «No dormiré hasta que el trabajo no esté hecho». Es una frase que replica una célebre cita de Kobe Bryant en las Finales de 2009: «El trabajo no está terminado, ¿está el trabajo terminado? No creo».
La frase ha sido el mantra no oficial de estos Lakers de LeBron James y Anthony Davis. No se han cansado de repetirlo durante todos los playoffs e incluso se han empezado a comercializar camisetas con el mismo.
LeBron mandó un mensaje de móvil a sus compañeros, al grupo de WhatsApp del equipo, después de su siesta. Les informó que debían ganar el quinto partido sí o sí. «Me levanté de la siesta tras el entrenamiento de la mañana y sentí la presión, que era uno de los partidos más importantes de mi trayectoria», comentó en rueda de prensa. «Sé que jugamos con un gran equipo, un equipo ambicioso y muy bien entrenado. Siento que si queremos ser campeones, debemos tener la misma actitud, y esa es mi mentalidad».
«Es la primera vez que LeBron envía un mensaje en la burbuja diciendo que un partido era imprescindible», apuntó Anthony Davis, tremendo en ataque y primordial en el esquema defensivo que dio la victoria a los Lakers.
Fue eso lo que trascendió en la actitud de L.A. sobre la pista. Todos los jugadores jugaron como si fuera el último partido de sus vidas, incluído un excelso Kentavious Caldwell-Pope. «Significa mucho para mí que mis compañeros confíen en mí para subir la intensidad en defensa y anotar en ataque’, explicó el base, autor de 15 puntos y 5 asistencias. «Me sentí bien, se trata de jugar y no preocuparse si no entran los tiros, siempre mantenerse en el ritmo de partido».
Un triple de Anthony Davis a 39,7 segundos de la conclusión acabó de decidir un encuentro resuelto por los más mínimos detalles, y esos detalles no pasaron desapercibidos entre sus compañeros. «Fue una gran jugada para un gran momento», aseguró LeBron sobre ese triple. «No solo para AD, sino para nuestro equipo y nuestra franquicia».
Esos detalles fueron la condena, claro, de unos Heat incansables en su misión. «Sabemos que debemos ser mejores, que podemos ser mejores», afirmó Jimmy Butler, que todavía confía en las posibilidades del equipo a pesar del 3-1 en la eliminatoria. «Hemos cometido errores cruciales, y siempre he dicho que ellos son un equipo increíble y que tenemos que jugar casi perfecto para poder batirles. Vamos a ver el partido y aprender de ello, pero no podemos perder otra vez».
La perfección no cayó del lado de Miami y Erik Spoelstra no pudo hacer otra cosa que rendirse ante la lucha y el espíritu de sus jugadores. «Me encantó ver a nuestros chicos competir, como responden dentro de esas cuatro líneas», valoró el entrenador. «Fue un partido de idas y venidas y hubo momentos de la verdad hacia el final, y la conclusión es que ellos ganaron en esos momentos».