jueves, 21 noviembre 2024
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Médicos califican de delito la aplicación de la vacuna Abdala

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La aplicación de Abdala, una vacuna contra la covid-19 de origen cubano, ha encendido las alarmas en el gremio médico venezolano, cuyos expertos temen que su uso se haga como un experimento teniendo a la población como conejillo de Indias, en un acto que calificaron de «delito de criminalidad«, pues el biológico no ha cumplido las fases científicas de estudio ni ha sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El anuncio de su aplicación fue oficial a finales de septiembre y de cara al reinicio de actividades escolares pautado para el próximo 25 de octubre, para lo cual el gobierno de Nicolás Maduro negoció 15 millones de dosis que abarcarán a cinco millones de venezolanos (tres dosis cada uno) y cuya efectividad, según garantiza el gobierno cubano, es de 92%. Sin embargo, las advertencias han sido múltiples en comunicados emitidos por la Academia Nacional de Medicina y Sociedad Venezolana de Infectología, recordando que dicho candidato vacunal sigue en fase experimental ante la falta de publicación en revistas especializadas, con la explicación y rigor científico que pueda ser comprobado y aprobado por instancias internacionales, como la OMS, además de organismos como la Agencia Europea de Medicamentos (EDA).

El temor ronda desde el respeto al código de bioética y que hasta se debería tener la opción de seguro médico ante el riesgo de posibles reacciones y de indemnización. Como un delito, lo califica Édgar Capriles, especialista en Salud Pública, solamente al ubicarse en la posibilidad de aplicar una sola como vacuna. «Sería sorprendente de criminalidad, al someter a la población a riesgos con la aplicación de un biológico del que no se sabe nada», señala de la Abdala, que es considerada como un prototipo al no tener la aprobación de las fases experimentales.

Allí recuerda lo pertinente del código internacional, para no caer en que los venezolanos sean considerados como «conejillos de Indias«, sin tomar en cuenta que se tenga un efecto neutro o simplemente se incurra en riesgos por secuelas. «La situación es compleja porque se debería tener un seguro de alta cobertura y de indemnización en casos extremos», advierte de lo que no debería considerarse como un intercambio comercial, sin considerar las consecuencias en la salud pública.

El tema sigue siendo delicado y los expertos tienen sus reservas al rechazar la opacidad de la información y que termina envolviendo en misterio a este prototipo vacunal cubano. Sólo conocen de las primeras 30 mil dosis recibidas a final de junio de 2021 y de las cuales, presuntamente, aplicaron 10 mil dosis en Distrito Capital, por la premura en torno al llamado al reinicio de clases semipresenciales, pero que no se cumplió con la debida explicación de los resultados de dichas pruebas y ni conocen el aval desde el Instituto Nacional.

En este sentido, el gremio médico teme que se generen efectos adversos o riesgos tras la vacunación y que no sepan cómo abordar porque no hay información científica sobre el biológico y su comportamiento frente al virus.

Normativa

Capriles recordó que la inclusión de vacunas en la lista de la aprobación por emergencia desde la OMS, debe cumplir una serie de parámetros establecidos por ese organismo que abarcan también la calidad, seguridad y eficacia, sin olvidar la conservación desde la cadena de frío y de los componentes. Además de la previa publicación en revistas especializadas y se pueda seguir aportando información, cotejada con los datos clínicos de ensayos y el despliegue de seguridad.

La rusa Sputnik V, aún siendo la primera registrada, obtendría la aprobación de la OMS para finales de 2021. Se conoce que Pfizer/Biotech fue incluida en diciembre de 2020 y en el transcurso de 2021, en febrero con AstraZeneca y Serum de la India. Al mes siguiente correspondió Johnson & Johnson. Moderna fue admitida en abril y para mayo le correspondió a la china Sinopharm.

Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina, reitera ese pronunciamiento en el reciente comunicado, al recordar que la información es escasa y que la OMS ni siquiera ha considerado el uso de emergencia. «No es vacuna, sería un ensayo clínico», dice de lo que sólo autoriza el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), de Cuba en julio de 2021, cuando transcurría la tercera fase que había empezado desde finales de abril. Pero sin las debidas publicaciones.

Le preocupa que se deje entrever la posibilidad que pueda aplicarse Abdala en menores de edad.

Sobre la aplicación no se tiene fecha oficial, pero advierte lo prudente de la experiencia que se tiene en el proceso de inmunización infantil, la cual es distinta en la concentración de antígenos, en aproximadamente de 1/3 de diferencia con las dosis para adulto.

Se trata de un cúmulo de responsabilidades, empezando por la garantía ofrecida desde el Estado y del compromiso del trabajador sanitario de evitar hacer daño. Así lo recuerda Jaime Lorenzo, presidente de la organización Médicos Unidos de Venezuela, al precisar dicho principio aplicado para cualquier tipo de producto. Es velar por la protección comprobada y que no haga daño a futuro.

No entiende que ante la falta de información sobre la aplicación del ensayo en el urbanismo de Caracas, se pudo concretar dicho estudio en una semana. De allí, las preguntas si realmente se culminó el ensayo en ese mínimo lapso cuando no se conocen publicaciones de resultados y sólo se sabe que Cuba experimenta una alta tasa de contagiados por covid-19.

Para Luzmila Leal, coordinadora de Médicos Unidos Lara, acompañan ese llamado desde la comunidad científica ante la falta de resultados precisos. No se trata de estar en contra de las vacunas, pero que se maneje la debida información y sea de conocimiento no sólo para los especialistas, sino para toda la población. Advierte de esa alta posibilidad que se siga manteniendo como un ensayo clínico, pero entendiéndolo como biológico garantizado.

Considera el respeto de los tiempos para garantizar la calidad de biológicos, más aún frente al coronavirus que sigue mutando y se hace más transmisible por la variante delta, que es sólo una de las 5 cepas que circulan en el país.

Es allí donde el exministro de Salud, José Félix Oletta, lamenta que la información que se ha tenido desde Cuba es propagandística por parte de autoridades, pero sin el rigor científico de cumplir con todos los filtros de comprobación.

Exige el aval del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel y de cualquier soporte que descarte la certeza del posible daño o efecto neutro, al punto de romper ese principio fundamental de «no maleficencia y de prudencia». De allí, que el Estado da la garantía de vacunas que permitan frenar posibles reacciones, que aún siendo nulas, generan esa confianza de protección ante un virus condimentado con variantes.

Todas las posiciones coinciden en esa obligación de garantizar biológicos aprobados por instancias internacionales y el derecho a la población de estar inmunizados, con la debida protección y evitar una infección en fase crítica.

 

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