Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Falta la sensibilidad para la cultura del donante voluntario y la plataforma del sistema de procura de órganos, para garantizar la calidad de vida de pacientes que sufren enfermedades crónicas. Un clamor nacional que lleva a familiares cercanos, en ese intento por salvar la vida del pariente y con el riesgo de enterarse de la incompatibilidad al final del protocolo del trasplante. La desesperación y el esfuerzo al extremo, puede llevar a buscar atención en el exterior.
Reymer Villamizar, presidente de la organización Amigos Trasplantados de Venezuela, señala que participaron en la redacción de la Ley de donación y trasplantes en 2011, con un contenido de avanzada y que empezaba por una campaña educativa acerca del valor de la donación, que debía iniciarse desde las escuelas. Pero lamenta que no se ha cumplido, ni siquiera con la voluntad política para materializar ese programa de procura de órganos.
«Quedamos en incertidumbre y sabiendo de trasplantados con problemas para recibir los inmunosupresores», denuncia y exige un sistema que garantice el equipo multidisciplinario. También se refiere a la salida desesperada de familiares cercanos como donantes, pero con la amenaza de que los estudios cruzados realizados en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, arrojen un resultado incompatibilidad. Se perdería todo el esfuerzo con los gastos de exámenes del paciente y del donante, por lo que les tocaría empezar de nuevo con otro donante.
Todo lo posible
El tono de voz de Rosigel Rosendo es de alegría, porque tiene toda la fe en que podrá ser la donante del riñón para su hijo Marcos de 19 años. «Cumplimos con todo el protocolo. Todo sea por su vida«, exclama en Barquisimeto y agradecida de la receptividad al caso en el hospital Coromoto de Maracaibo. Gastaron todos sus ahorros y con la colaboración de familiares y allegados que pudieron costearse todo el protocolo de exámenes de ambos, valorado en $2.500.
Se aferra a la seguridad de la compatibilidad, porque sería el último paso para que su hijo culmine esos cuatro años sometido al riñón artificial. Agotó todos los recursos en el hospital militar de Caracas y decreta que pueda ser trasplantado en el Zulia.
El caso de Martín arranca lágrimas, de ese llanto compartido mientras su madre Oscarlina González explica -a través de una llamada por WhatsApp- cómo no se resignó a la muerte de su hijo y logró donarle su hígado en España. Ellos son oriundos de Barcelona, Anzoátegui y por la gravedad fueron remitidos directamente al hospital J.M de Los Ríos en Caracas.
Martín ya tiene 20 meses de edad y apenas empieza caminar. Nació sin vesícula ni vías biliares, con varias hospitalizaciones y padeciendo de inflamación en general. Era tan fuerte el amarillo de su piel y ojos que cambiaron a tono verde.
«Mi hijo no se va a morir», así lo decretó e hizo en enlace con otra venezolana en las mismas condiciones y cuyo hijo había sido trasplantado en Barcelona, España. Le dio todas las indicaciones y empezó a juntar los pasajes con su esposo. De hecho, por la gravedad del niño, los especialistas no se atrevían a dar de alta y ella hizo tanta presión que lo logró, saliendo directo al aeropuerto.
González, su esposo y Martín llegan a Madrid a comienzo de 2022. Hoy agradece que desde abril, luego de esas 11 horas de intervención, Martín vuelve a vivir tranquilo.