AFP | LA PRENSA DE LARA.- Entre abrazos, llantos de alegría y frustración, cientos de migrantes venezolanos regresaron este miércoles a su país luego de un intento fallido por llegar a Estados Unidos, que los deportaría si cruzaban la frontera sin papeles para pedir asilo.
Dos aviones provenientes de Panamá con unos 70 migrantes llegaron al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, en La Guaira, constató la AFP.
Otro, con unos 300, llegó un poco antes de la medianoche procedente de México. La víspera, regresó otro centenar.
Alejandrina González corrió a abrazar a su hijo Yorvis Carrasquel al verlo en la terminal.
Emigré «para buscar una vida mejor, buscando un mejor futuro, pero no se prestó», señ;aló el joven de 25 añ;os de edad, que luce un tatuaje en el cuello que dice: «te amo mami y papi».
Ahora toca «trabajar y echar pa’lante. Uno se cae y se levanta», afirma resignado Carrasquel que, como muchos de estos migrantes, cruzó la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia y Panamá, con el objetivo de llegar hasta Estados Unidos y pedir asilo.
El 13 de octubre, después de que en un añ;o más de 150.000 venezolanos llegaran a Estados Unidos por la frontera terrestre, Washington impuso un nuevo protocolo para poner freno a esta oleada migratoria, que se convirtió además en una controversia política de cara a las elecciones de mitad de mandato.
La nueva normativa prevé el ingreso de 24.000 venezolanos a través de un programa que obliga a entrar vía aérea y avalado por un patrocinador. Y conforme a un acuerdo, Washington podrá expulsar a México a todo aquel que entre ilegalmente por la frontera terrestre.
Como Venezuela y Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas desde 2019, tampoco pueden deportar a indocumentados de vuelta a su país.
«El sueñ;o americano»
La nueva política del gobierno de Joe Biden tomó por sorpresa a Emmanuel Montero, que decidió regresar en un vuelo desde Panamá tras ver frustrados sus planes.
«Ya habíamos cruzado cuatro países, estábamos en Honduras», explica el joven de 21 añ;os. «En la selva duramos cinco días, porque nos fuimos por la ruta más corta, que es la más cara».