EFE | LA PRENSA DE LARA.- Carlos III inició este sábado su andadura como rey del Reino Unido y catorce países de la Commonwealth tras ser proclamado oficialmente en una solemne ceremonia en Londres sucesor de Isabel II, fallecida el pasado jueves a los 96 añ;os.
El histórico Consejo de Ascensión, que solo se reúne cuando hay un cambio en la Corona, declaró al príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge como el nuevo rey Carlos III, tras lo cual el soberano de 73 añ;os dio un discurso y juró proteger la Iglesia de Escocia, pues ya es cabeza de la comunión anglicana.
En su declaración ante un nutrido grupo de autoridades en el palacio de St James, el rey afirmó que seguirá «el ejemplo» de su madre, la monarca más longeva de la historia británica con 70 añ;os en el trono, al respetar los principios constitucionales y servir con dedicación a los ciudadanos.
LA TRADICIÓN QUE ARROPA A LA MONARQUÍA
En la ceremonia en St James, el Consejo, presidido por Penny Mordaunt, reconoció al flamante soberano mediante una proclamación en lenguaje formal y antiguo en la que se constató la muerte de Isabel II y su sucesión, aunque esta se produjo automáticamente tras la defunción de la jefa del Estado.
«Los señ;ores espirituales y temporales de este reino, y miembros de la Cámara de los Comunes junto con otros miembros del consejo privado de su difunta majestad y representantes de los reinos y territorios, concejales, ciudadanos de Londres y otros, con una sola voz y consentimiento de lengua y corazón publicamos y proclamamos que el príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge se ha convertido ahora por la muerte de nuestra soberana de feliz recuerdo en nuestro único señ;or legítimo y feliz, Carlos III», dice el texto.
Asistieron al acto la primera ministra conservadora, Liz Truss, y jefes de Gobierno anteriores, incluido Boris Johnson, así como otros miembros del Ejecutivo y el Parlamento y representantes de la iglesia.
Tras una reunión a puerta cerrada con miembros de su Consejo Privado (autoridades políticas y sociales que le asesoran), Carlos III hizo su declaración, en la que agradeció el consuelo recibido por la muerte de su madre, cuyo reinado, dijo, no tuvo precedentes en «duración, dedicación y devoción».
El rey aseguró ser «profundamente consciente» del legado de Isabel II y de «los deberes y vastas responsabilidades de la soberanía» que ha heredado.
«Al asumir estas responsabilidades, me esforzaré por seguir el ejemplo inspirador que se me ha dado, al defender el gobierno constitucional y buscar la paz, la armonía y la prosperidad de los pueblos de estas islas y de los reinos y territorios de la Commonwealth en todo el mundo», manifestó.
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