Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Olga Purroy quiere ser la primera venezolana en subirse a un podio del Campeonato Mundial de Ironman en Hawái, Estado Unidos, y para eso lleva preparándose 13 añ;os como triatleta, disciplina que combina el ciclismo, la natación y las carreras. Ha ganado varias competencias internacionales y viene de una casta de campeones, pues su abuelo era don Héctor Alvarado, una gloria del ciclismo venezolano y un preparador físico de destacadas figuras que han sido medallistas olímpicos. Fundador además del velódromo que lleva su nombre en Barquisimeto.
Contó que desde los tres añ;os hasta los 17 se dedicó al ciclismo de pista, perteneció a la selección regional, luego a la nacional, ganó los Juegos Panamericanos y llegó a recibir la antorcha de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. «Algo que tengo en mis recuerdos es cuando mi abuelo a los tres añ;os de edad le quitó las rueditas a mi bicicleta y me dijo que pedaleara duro y sin miedo. Terminé chocando contra una cerca, pero él me dijo que me levantara y siguiera. De él aprendí lo que es la disciplina, valores, a amar el deporte», contó la barquisimetana. También siente gran admiración y respeto por su abuela Olga de Alvarado que sigue entrenando a niñ;os en el ciclismo y que ha sido pilar fundamental para su formación deportiva y profesional.
Purroy asegura que siempre le ha dado prioridad a sus estudios. En 1996 prefirió ingresar a una universidad a pesar de estar preseleccionada para las olimpiadas. «Yo sentía que ya mi ciclo en el ciclismo de pista había terminado, quería estudiar, tener mi propio negocio y desarrollarme como madre y esposa», contó. Su frase favorita es: «El tiempo de Dios es perfecto» y que justo cuando ya había logrado esos proyectos de vida, la invitaron a formarse como triatleta.
«Me llevó un añ;o prepararme porque podía ser muy buena en el ciclismo, pero de correr y nadar no sabía nada. Su primera competencia de triatlón fue en el Ironman Media distancia 70.3, desarrollado en Haines City, Florida, EE.UU. Allí nadó 1.9 kilómetros, pedaleó 90 kilómetros y corrió media maratón (21.1 kilómetros). En esa competencia quedó de quinta en la categoría mundial, superando a unos 300 atletas de todas partes del mundo.
Luego estuvo dos añ;os fuera de competición por afecciones de salud que la llevaron a quirófano varias veces para operarse su rodilla. Pero sus ganas de superarse y la ansiedad que le causaba competir a escala internacional la llevó a su primer Campeonato Mundial Iroman 70.3 en Chattanooga, EE.UU. «Allí competí el Full Ironman, que son las distancias más largas en el triatlón. Nadé 3.9 kilómetros, luego hice 180 kilómetros de bici y corrí un maratón de 42.200 km. Llegó de segunda a la meta, pero al cruzarla un jurado le dijo que estaba descalificada porque fue penalizada por violar una de las normas del evento. «Se me cayó un termo, cumplí mi penalización, los jueces no la consideran. Lloré por eso, pero aprendí tanto, yo lo dejé todo en manos de Dios», rememor
