Redacción | LA PRENSA DE LARA.- Carora, la capital del municipio Torres, el más grande del estado Lara, celebra su aniversario número 452 entre penurias y vicisitudes que presenta la ciudad. Cada 08 de septiembre, se conmemora el día de Nuestra Señora de la Madre de Dios de Carora.
Sin embargo, más que un motivo de fiesta, es también se ha convertido en un lamento, pues sus habitantes lo «conmemoran» en medio de la crisis, debido a la crisis en servicios públicos. En distintas zonas viven en caos por los cortes eléctricos, fallas en el suministro de agua y filtraciones de tubos matrices, caminos de tierra por la falta de asfaltado y avenidas llenas de basura por la intermitencia en el servicio de aseo urbano.
Las lluvias continuas en el municipio han sido la solución para quienes no tienen una gota de agua para las labores cotidianas, otros optan por comprar a un camión cisterna privado, ya que no hay un plan de contingencia.
A través de las redes sociales, usuarios de distintas zonas han manifestado la difícil situación de Carora por la falta de agua y filtraciones que a más de uno conmueve, en algunos lugares el vital líquido «se bota» por los fallos en las reparaciones de las tuberías, en otros se arman de valor para protestar ante la escasez que recorre el municipio.
Las promesas de reparaciones, asfalto y regalos para la ciudad del año anterior quedaron en el camino o simplemente no llegaron, obteniendo solamente «parches y paños de agua tibia».
El aseo urbano medianamente ha funcionado, entre tanto que los trabajadores continúan en la espera de acondicionamientos y mejoras laborales, así como de la una nueva compactadora para cumplir su oficio.
Transitar por la avenida Lisimaco Gutiérrez, 14 de Febrero (sector Alirio Díaz), y las calles de los sectores como Calicanto, Valparaíso y El Roble, es un doble esfuerzo, tanto por la inseguridad como por los grandes huecos que se evidencian en las zonas, donde muchos se han convertido en focos de contaminación.
La Faldisquera y Guatacaro de Las Palmitas, que pertenecen a la parroquia capital viven en penumbras, no han tenido respuesta de los transformadores, a pesar que hace poco fue re-inaugurada la planta para re-potenciar dichos aparatos.
Siguen sumando a la cuenta las telecomunicaciones, ya no se sabe cual de las operadoras privadas es la que presenta medianamente un servicio óptimo, sin dejar de mencionar a Cantv, cuyas cuadrillas estuvieron realizando una serie de reparaciones a las averías en sus servicios. Las demandas se duplicaron pese a la intervención de sus operadores calificados, dejando a unos activos y a otros en peor situación con respecto a la telefonía fija e Internet.
No se puede dejar de mencionar el combustible, ya que obtener unos cuantos litros de gas o gasolina los caroreños tienen que sumarse a la casería de una gandola, comprometerse a perseverar en una cola que puede extenderse a días, o si no tener que pagar al menos 1.5 dólares por litro de combustible.
Las jornadas de vacunación han tenido medianamente un ligero avance aunque son muchas las personas que todavía no han sido inoculadas. Van más de 60 mil personas pero apenas 18 mil tienen la segunda dosis.
La sultana de Morere, se ha convertido un territorio de resistencia. Los que han decido quedarse deben ingeniárselas todos los días para poder sobrevivir ante la crisis económica pese al nuevo cono monetario en puerta, la pandemia y la pésima calidad de los servicios públicos. Los caroreños que se encuentran fuera de su terruño, anhelan su regreso pero son pocos los ápice de futuro que actualmente le ofrece esta tierra.
El amor a esta ciudad es grande, pero se ha tornado en un escenario de involución que solo dependerá de un milagro y sus ciudadanos rescatarla, para restarle a los más de 450 problemas y comenzar a celebrar su avance y prosperidad.
Con información de Nota de Prensa