LA PRENSA DE LARA.- ALFONSO Carrasquel abrió el camino tricolor en los Juegos de Estrellas. Era el 10 de julio de 1951 en el Briggs Stadium. Hasta entonces ningún latinoamericano había pertenecido a una escuadra de las luminarias del espectáculo, y el Chico, ídolo nacional de grandes proporciones, tuvo el privilegio defendiendo el campo corto. Fue dos veces al bate y conectó un imparable. Inició el encuentro como octavo de la alineación y posteriormente daría paso al sustituto en la posición, el respetable Phil Rizzuto. Innings más tarde, Orestes «Minnie» Miñ;oso sería el segundo pelotero de América Latina en participar en la apetecida justa. En la nómina de la Americana figuraban Ted Williams, Joe DiMaggio, Yogi Berra, Larry Doby y el lanzador cubano Conrado Marrero. La Liga Nacional tenía en su lista inicial a Stan Musial, Jackie Robinson, Roy Campanella y Gil Hodges. El llamado viejo circuito ganó el careo 8 a 3 con jonrones de Stan Musial, Eddie Lopat, Gil Hodges y Ralph Kiner. El torpedero criollo fue convocado a otros tres clásicos en los añ;os 1953-54-55, sumando tres imparables en diez chances. Detalle a resaltar es que en la cita de 1954 jugó los nueve episodios. Era el caraqueñ;o la gran figura del deporte venezolano en ese entonces, ficha de los Medias Blancas de Chicago hasta 1955. Apareció de seguidas otro descollante jugador venezolano de la misma posición.
LUIS Aparicio Montiel tomó el testigo de manos de Alfonso, y de inmediato, en 1958, se ganó la reputación más encumbrada. Fue a su primer compromiso de estrellas y, como el Chico, alineó de octavo. Al bate de 2-0 con anotada. Defendió el puesto seis durante los nueve tramos en 1959. Era apenas el inicio de una larga trayectoria en los partidos de la constelación. Asistió a trece eventos de esta magnitud, incluyendo doble participación en los añ;os 59-60-62 porque había en aquel entonces dos partidos por temporada. Se le consideraba, sin titubeos de los expertos, el mejor de su sector — nueve Guantes de Oro en la ruta — y por ello su presencia habitual en la contienda… EN 1970 ambos circuitos jugaron doce capítulos y la Nacional — Willie Mays, Willie Mc Covey, Roberto Clemente, Hank Aaron, Pete Rose — se impuso 5-4 a la Americana — Frank Robinson, Harmon Killebrew, Carl Yastrzemski, Brooks Robinson — y a sus 36 añ;os de edad, bajo la dirección de Earl Weawer, Aparicio estuvo en la grama corta durante todo el encuentro. Y es que el marabino fue convocado hasta los 38, cuando pertenecía a Boston, en 1972. Así, pues, los shortstop venezolanos marcaron la vía nuestra para los Juegos de Estrellas, en los cuales, hoy, abunda el talento criollo.
GRAN aspirante al título de bateo de la Americana, Luis Arráez (.346) ha logrado superar con su número de bole
OH…;.TANI!!! Otra tremendura ante el duro Houston: seis innings, cuatro hits, una carrera, doce ponches. Y con el madero de 4-2, dos empujadas, anotada y triple. El interplanetario ostenta 6-0 y 0.45 en las últimas seis aperturas… UN barquisimetano le servirá los pitcheos en el derby de cuadrangulares a un «barquisimetido». En efecto, Tomás Pérez será el encargado de tirarle pelotas de la manera más cómoda posible a Ronald Acuñ;a el próximo lunes en la casa de los Dodgers. «Barquisimetido» le decimos coloquial y cordialmente en la capital larense a quienes han llegado de otras tierras para hacer vida en la villa crepuscular. Pérez es nativo de estos lares y radica en la ciudad musical, mientras que Acuñ;a también ha fijado residencia en estos parajes y repite rutinariamente que desea ver acción con Cardenales. El impetuoso jardinero de los Bravos siempre es noticia. Nunca antes alguien en MLB logró 100 cuadrangulares y 90 robos en 450 partidos… TORONTO, al instante de la noticia, tenía cuatro juegos sobre .500, pero los dueñ;os decidieron cesantear al manager Charlie Montoyo. Los Yankees son, indirectamente, los culpables con su formidable campañ;a, 36 por encima del pretendido average de los quinientos. Los Azulejos están terceros en el wild card a juego y medio de Tampa y empatados con Seattle y Boston. O sea, allí mismo. Por algo esa es la división más complicada de Grandes Ligas. Es curioso que los Orioles — ganadores de diez en fila — siendo colistas a 17.5 de la vanguardia yanqui, también anden en los fulanos quinientos.
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