viernes, 22 noviembre 2024
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Niños crecen movidos por la necesidad de ayudar en el hogar

López / Moreno | LA PRENSA DE LARA.-& ;La necesidad frente a la pobreza extrema, donde la alimentación puede sacrificarse y apremia el tratamiento para una enfermedad crónica, son motivos para que algunos hijos estén forzados a contribuir con la carga familiar. El aporte lo hacen explotando algún talento creativo y en casos extremos, se someten a los riesgos de la venta informal en la calle.

Cualquier aporte es valioso, incluso siendo bajos en montos porque priva la desesperación por contribuir al hogar y hasta dejar de sentirse una carga más, cuando se trata de casos de pobreza y sin miramientos en hurgar entre los juegos e inocencia infantil. Servir de apoyo a una madre preocupada no tiene precio ni se detienen en sacrificios, con tal de bajar esa presión familiar.

Se quedan cortos en edades y aún forzados por grandes obstáculos sociales por los que han tenido que atravesar, crecen como un ejemplo de superación dando paso a responsabilidades de las que nunca se habían imaginado. Dejar a un lado el control de sus juegos, para comenzar a manejar las necesidades de su hogar.& ;

Infancia sustituida& ;

Breiler Josué Sarcos Perea es un niño tachirense, que con tan sólo 11 años tuvo la obligación de salir a cantar en las calles de San Cristóbal para ayudar a su madre Belkys Perea, quien lucha sola con sus tres hijos. Él, desde hace cuatro meses se para en el semáforo ubicado frente al supermercado Baratta de la avenida Ferrero Tamayo de San Cristóbal, para mostrar su talento como cantante de rancheras. Siempre le ha gustado la música y unos CD’s que tenía su mamá guardados fueron los detonantes del amor por este arte.

Desde hace un año decidió cantar públicamente y así ser una fuente de ingreso con la que ha tenido éxito. Breiler cuenta que las personas han sido muy receptivas con él y diariamente recoge desde 30 hasta 50 mil pesos destinados para la comida, porque no es suficiente el sueldo de su madre trabajando como empleada doméstica. Aunque quisiera gastarlo todo en lo que él desea, sabe que tiene responsabilidades y aparta un monto para el hogar y el resto lo dispone en artículos personales o útiles de estudio.

Cursa segundo año de bachillerato y además de ser cantante, este niño forma parte de la Banda Aurinegra de la hinchada del club de fútbol Deportivo Táchira. Planifica cada hora del día y sólo puede ir a cantar de 4 a 7 de la noche, dejando a su madre temerosa y rezando para que nada malo le pase.

Padres al tanto

Muchos de estos niños emprendedores han logrado el éxito gracias al apoyo de sus padres. Tal es el caso de Luisanyera Daniela Medina Vergel y Paula Victoria Roa Buitrago, quienes a pesar de que sus expresiones artísticas son de dos mundos diferentes, las une una misma acción: padres y madres comprometidos en el desarrollo de sus hijos.& ;& ;

Realidad generalizada

Se trata de una radiografía que también es difundida a través de las redes sociales y está evidenciado en los registros de Manuel Núñez con su proyecto «Manuel Conecta», al extender su colaboración a niños que salen a la calle con la esperanza de vender y poder llevar comida a la casa.& ;

Su atención llegó a Franyer, un niño que cantando reggaetón evita regresar al hogar con las manos vacías y quien confirma que lo más importante es el valor que lo lleva a seguir manteniéndose en pie.& ;

También se conmovió con Naiker, de 13 años, quien pedía dinero para poder comer y estaba cansado de tanto caminar, a lo que Núñez le regaló una bicicleta.

Fe mueve montañas

Entre las historias que sacan provecho de la creatividad, también se conoció a Alondra Jiménez, una pequeña de 9 años que fue abordada por Núñez en Barinas, al conocer que vendía piezas de manualidades para ayudar a su mamá que padece de cáncer. Ella tenía la destreza y aprendió averiguando modelos y técnicas por internet.

Su madre, Pricila Jiménez cuenta que es una niña muy concentrada y aprendió rápido. «Es muy pilas y quitó fiadas las chupetas para empezar a venderlas», recuerda de esos primeros minicotillones realizados con vasitos hechos de foami y decorados con mariposas. Los vendió a un dólar y los primeros sirvieron para comprar tres inyecciones de diclofenaco, para calmar el dolor.

«Dios te bendiga y te guarde. Lo hago porque me gusta y me nace del corazón», dijo esta encantadora niña a La Prensa de Lara vía telefónica. Su voz mezcla ternura y la inmensa fe en Dios para la recuperación de su mamá, quien sufre de una enfermedad crónica que empezó por la osteopenia severa.

Alondra se escucha en un discurso muy fluido y se siente en la responsabilidad de ayudar a su mami, a quien ama con toda su alma y quien es su compañera, porque la hermana mayor tiene cuatro años viviendo en Chile. Ella sigue dispuesta a seguir elaborando pulseras y demás manualidades, extendidas a la globoflexia entre las formas de flores, perritos y mariposas.& ;

Preciados trazos

Los dibujos del barquisimetano Samuel Mendoza, también fueron de reconocimiento nacional, desde comienzos de 2021 conmovió por la venta de sus creaciones a $1 y así poder ayudar a comprar comida, además del sueño de montarle una bodega a su mamá para que deje de trabajar en la calle.

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