Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Con aplausos cundidos de emoción se dieron las dos funciones de gala de la Escuela de ballet clásico «Luisa Suárez» en el auditorio Magdalena Seijas de la UPEL.
El público estuvo cautivo con la magistral presentación de la bailarinas que se estaban graduando, Aguasanta Sánchez, Andrea Hernández, Arantxa Calderón, Mariangel Fuertes y Nicole Pérez. Una cita por el ballet clásico y la danza tradicional y contemporánea distribuido en dos actos. Puesta en escena que contó con la participación especial del bailarín Bryan Barrios, proveniente de Valencia; la maestra Nery Johnson con su hijo William Johnson y Lohenys Rivero, de la Escuela superior de Arte Flamenco.
«Bailar es soñ;ar con los pies y reír con las manos», señ;aló la maestra Luisa Suárez, recordando que la danza enriquece el alma y su vocabulario es infinito. Una previa a esa introducción desde la fantasía y que llamaron «La estrellita y el mundo marino», donde se abrían paso princesas, tortugas, cangrejitos, el divertido cardumen de pecesitos y baile profesional desde las intérpretes de los pulpos. Fueron episodios de magia y hasta drama, con el cerco de tiburones a unos cuantos pecesitos.
La maestra Nery Johnson sorprendió en el escenario con su aplomo y concentración para seguir los repiques de tambor ejecutados por su hijo William Johnson. Una impecable demostración titulada «Pan de maíz», con movimientos sutiles que describían la molienda de maíz, preparación de arepas y atizar el fogón. Luego volvió el ballet y los personajes en flamenco, tango y entre piezas españ;olas.
Barrios recibió aplausos en intermedios que fueron más fuertes al final de cada presentación, al sorprender en la pieza El Corsario II junto a Dariana Ramos, adueñ;ándose del escenario entre giros y alzando a su compañ;era. Una precisión tan exacta.