Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La lista de espera en el hospital central universitario Antonio María Pineda de Barquisimeto, para las intervenciones quirúrgicas electivas en general podría ascender a 700 pacientes. El avance en estas cirugías es lento, pues ellas dependen de la disponibilidad del personal de salud, el cual actualmente presenta muchas ausencias.
Del promedio de mil operaciones que se hacen en dicho centro de salud, al mes, un 90% son para emergencias y sala de parto, además de priorizar a pacientes oncológicos.
Según una fuente hospitalaria, se han mantenido las intervenciones en todas las áreas, pero traumatología es una de las electivas que amerita mayor atención debido al incremento de lesionados por accidentes de tránsito, con más incidencia entre motorizados. De hecho, en la actualidad hay un estimado de 50 lesionados en accidentes hospitalizados, que serían los más próximos a pabellón.
Ruy Medina, exdirector de este hospital, reitera que la tardanza obedece a la poca disponibilidad en personal, así como de la capacidad en pabellones, pues de los 27 que existen solo 14 están operativos, considerando que de algunos quirófanos solo se salva la infraestructura. «Los fijos son aquellos del piso 2», confirma y la fuente hospitalaria reitera la gran demanda en este principal hospital, debido a la deficiente capacidad operativa en centros asistenciales foráneos.
Medina se lamenta por el personal que se ha retirado y que en la región deberían activarse los pabellones para cirugías ambulatorias, evitando que la mayoría termine referida al hospital central. Una situación que exige en capacidad de atención, desde la garantía en insumos y especialistas para los turnos quirúrgicos.
Cuando Elda Jiménez, presidenta de Colegio de Enfermería en Lara, se refiere a la estimación de recursos para este hospital universitario tipo IV, recalca la necesidad de contar con un promedio de 2.500 enfermeras y en la actualidad oscilan entre 1.200 a 1.300.
Admite que mejoró en un promedio de 20% ese déficit, por algunas profesionales que regresaron de manera espontánea e interesadas en retomar sus funciones. Además del aporte con estudiantes, de conocimiento por la autoridad sanitaria con la disposición de 50 ingresos. «El problema es que se exigía ese apoyo con estudiantes de los últimos semestres de carrera y se conocen de casos de cursantes de tercer y cuarto semestre», revelando que esta aún es una etapa en la que el alumno no tiene base sólida y requiere de extrema vigilancia por especialistas.
Jiménez, aunque felicita a las autoridades por la decisión de incluir alumnos, asevera que se debe considerar la falta de conocimiento y dominio de la técnica, cuando lo ideal es que se trate de estudiantes del último sem