El régimen de Nicolás Maduro en todo momento se mostró soberbio prepotente, con exigencias desaforadas para poder sentarse en un proceso de negociación conducido por el reino de Noruega. Al final, tuvo que tragarse sus palabras y sentarse. Los alacranes fueron colocados en su sitio cuando aun intentando participar en la negociación fueron primero desechados por el régimen y en segundo lugar por los mismos interlocutores, en este caso el reino de Noruega y por nosotros la oposición venezolana.
México empieza colocando las cosas en su lugar, una negociación con el régimen que tiene control territorial, de las instituciones y quien ha sumido al país en una profunda crisis económica, social y política. Por otro lado, quienes conformamos la plataforma unitaria la Asamblea Nacional legítima, incluso el presidente interino Juan Guaidó, que ha sido uno de los promotores de ese proceso de diálogo.
Por eso, hay que entender que entramos en un proceso de negociación, que sabemos que siempre son complejos, además impopulares, porque nadie cree que el régimen puede acceder, esa es una realidad. Pero, no por eso, tienes que dejar de intentarlo, porque evidentemente que Venezuela necesita urgentemente un acuerdo, independientemente de si se tienen resultados o no.
En paralelo corre el proceso electoral para las regionales, algunos prefieren esperar que va a ocurrir en el tema México. Yo creo que ese es un error, tanto táctico como estratégico. El régimen quiere que nosotros vayamos fracturados al proceso electoral.
Un ejemplo es el caso del estado Lara, donde las últimas encuestas muestran la cercanía del 100 por ciento del PSUV queriendo participar y un 55 por ciento de la oposición con la intención de participar. Aun con ese 55 por ciento estamos doblando en las encuestas al almirante que nadie conoce y, por otra parte, están los alacranes que aspiran por parte de los socios del oficialismo, dirigir la gobernación larense.
Imagínense si todos convocáramos a votar. Si dejaran la misma cantaleta que no tienen ningún sentido ir a las elecciones regionales como señalan algunos, que obstaculizan todo y plantean propuestas ilusas e irrealizables a los venezolanos. Yo creo que al régimen hay que combatirlo en todos los terrenos y sobre todo en el que es más débil, el electoral.& ;
Imagínense si todos comenzamos a convocar a votar, yo creo que sería una enorme derrota para el régimen, no solo política, sino en términos de vencer en construcción de espacios, esta lucha.
Es por eso, que considero que se complementan, que, en paralelo, se produzca en México las negociaciones y aquí el proceso electoral. Hay que mantener viva nuestra lucha desde el punto de vista electoral, por encima de las calificaciones que puedan hacerse, del diagnóstico de los problemas que todos conocemos, de las debilidades que pueda haber en todo el sistema electoral, de las iniquidades, de lo que significa las desigualdades para asumir este proceso, pero hay que asumirlo como parte de una lucha.
Si cada día se anima más gente a votar esta puede ser una derrota al régimen parecida a la del mes de diciembre de 2015, cuando por fuerza de toda la unidad se movilizó el país. Por otra parte, muy importante recordar, el régimen en el plano electoral no solo tiene mayor debilidad, sino que entran fracturados por su dinámica interna.& ;
Está demostrado que los grandes cambios en el mundo se han producido a partir de elecciones, como activador principal de cambios.
No hay otra vía, sino participar desafiando al régimen, convertir al ciudadano en el protector del voto, generando una movilización de toda la sociedad venezolana alrededor del voto, logrando que el cambio político se produzca a partir del voto.
Por eso, negociación y elecciones son parte de una estrategia que se complementan para lograr el cambio político en Venezuela.
& ;
¡Vamos Pa’lante!& ;
Seguimos Parlamentando
& ;