Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Una cita bajo engaños terminó en un vil asesinato. Hace casi tres años, a los hermanos Juan Ernesto y Mario Alejandro Merentes Alfonzo los mataron a tiros y luego enterraron a dos metros y medio, el homicida presuntamente, se negaba a pagarles una deuda en divisas.
El 1 de noviembre, los hermanos Merentes Alfonzo llegaron a bordo de un Chevrolet Cruze, a una vivienda en construcción, ubicada en la carrera 27 entre 14 y 15, en el este Barquisimeto. Esa tarde los recibió un hombre, quien los había citado para cancelar la deuda que tenían.
Según las fuentes ligadas a las investigaciones, los tres hombres se reunieron dentro de la vivienda, pero en cuestiones de minutos, el hombre que los citó se paró de la silla y se sacó del bolsillo un revolver calibre 38 y sometió a las víctimas.
Sin titubear, les disparó varias veces a Juan Ernesto, de 26 años, quien cayó al piso y murió de inmediato, mientras que a Mario de 35 años, le disparó dentro de un cuarto. Los vecinos de la zona aseguraron que se escucharon alrededor de 10 detonaciones, pero salieron a ver qué ocurría y no vieron nada en la calle.
El homicida arrastró el cuerpo de Juan hasta el patio, y lo lanzó a un hueco, de un metro y medio de profundidad y que aparentemente, iba a ser utilizado para una alcantarilla eléctrica. Luego fue por el cadáver de Mario, haciendo el mismo procedimiento, y luego los sepultó.
Por un audio
Por un audio de WhatsApp, la esposa de Mario se puso en alerta. La dama recibió una nota de voz, era su esposo, quien con una extraña voz le decía que lo habían matado.
«Nora, me mataron. Me mataron. Estoy en la carrera 27 entre 14 y 15, portón negro», era lo que decía la nota de voz que recibió la esposa.
Para ese momento la esposa contó que su voz era de dolor, hablaba diferente y tras escuchar varias veces el audio decidió llamar al hermano mayor de Juan y Mario para que averiguara. Él decidió irse hasta la dirección que Mario les dio, pero no encontró nada, luego rastreó por GPS el carro de Mario y aunque le indicaba la misma dirección no lo veía.
El vehículo no estaba visible, pues estaba dentro de la vivienda, misma en donde asesinaron a los hermanos.
Angustiados y sin saber qué hacer, los familiares de los hermanos Merentes decidieron denunciar ante el Cicpc, pues presumían que algo malo les había pasado y al principio pensaron que se trataba de un rapto.
En la noche denunciaron ante la Base Antiextorsión y Secuestro, la esposa les indicó a los detectives sobre el audio y fue desde ese momento que los funcionarios se trasladaron hasta esa dirección.
La búsqueda no fue fructífera, en la zona no encontraron nada. Los familiares no tenían detalles de donde podrían estar, pues Mario y Juan solo dijeron que se iban a reunir con una persona, pero que nunca mencionaron que sería dentro de una casa.
A las 8:30 de la noche en la avenida Libertador con calle 51, los funcionarios hallaron el Chevrolet Cruze, en calidad de abandono. Era el carro de una de las víctimas.
Lo conocían
Aunque la familia Merentes Alfonzo no sabía dónde se reunirían los hermanos, si sabían con quién lo harían, pues era una persona conocida para los comerciantes.
Ivanhoe Rangel era la persona que citó a los hermanos y quien además tenía una deuda en divisas con las víctimas.
De acuerdo con las investigaciones, el 2 de noviembre en horas de la madrugada, los funcionarios del Cicpc localizaron al hombre en su vivienda, ubicada en la urbanización El Amanecer de Cabudare. Cuando los uniformados le preguntaron por las víctimas, presuntamente, él negó tener información de los hermanos y de estar involucrado en la desaparición.
Fue casi al amanecer que los funcionarios lograron ubicar el sitio en donde ocurrió el atroz asesinato. Los uniformados comenzaron a rastrear toda la vivienda para poder dar con las víctimas.
Aunque todo parecía estar «limpio», los detectives se percataron que en el patio estaba una arena regada y se acercaron, tocaron y presumieron que estaba tapando algo. Comenzaron a excavar hasta que lograron observar una tela, continuaron cavando hasta que vieron unos cuerpos sepultados.
Cuando lograron quitar toda la tierra y sacaron los cuerpos, se percataron que eran los hermanos Merentes. Los cadáveres fueron trasladados hasta la morgue y desde ese momento comenzaron las investigaciones para dar con el motivo del por qué los asesinaron.
A Ivanhoe lo detuvieron por ser el principal sospechoso del crimen y lo señalaron como el presunto homicida.
Un año
La familia Merentes Alfonzo tuvo que lidiar entre el dolor y la justicia, pues durante un año estaban entre la casa y los Tribunales. Pasaron procesos de audiencias, donde muchas fueron diferidas y luego el caso pasó a juicio.
El 5 de noviembre de 2018 Ivanhoe, el investigado por el doble crimen, fue privado de libertad y el Juez de Control dictó 45 días para que la Fiscalía Sexta fundamentara las investigaciones, para luego continuar con la audiencia.
Tras la audiencia de presentación, el caso debía continuar con la preliminar, pero hubo varios retrasos. Aunque pautaban una fecha cuando el día llegaba, la audiencia era diferida, según la defensa de las víctimas en algunos casos fue porque no trasladaron al investigado, luego por falta de defensa por parte del victimario hasta que, luego de seis meses se llevó a cabo.
En mayo de 2019, seis meses después del crimen, se hizo la audiencia preliminar, pero no hubo una sentencia, pues el caso pasó a juicio.
LA PRENSA pudo conocer que el juicio había sido pautado para el 27 de noviembre de 2019, pero no se hizo y no fue sino hasta el 17 de diciembre que se celebró. El juez lo halló culpable del homicidio de los hermanos Merentes Alfonzo cuyo motivo sería su negativa a pagar la deuda.
Más de 15 años de sentencia
A quince años y 4 meses fue sentenciado Ivanhoe Rangel, luego de que la juez de juicio número 2 lo encontrara culpable por el doble crimen de los hermanos Juan Ernesto y Mario Alejandro Merentes Alfonzo.
El juicio se celebró el 17 de diciembre de 2019, luego de un año y un mes del atroz crimen.
LA PRENSA pudo conocer que a Rangel lo sentenciaron por los delitos de homicidio intencional calificado por motivos fútiles con alevosía.
El 17 de diciembre, el privado de libertad fue trasladado desde los calabozos del Cicpc, ubicados en la Zona Industrial I de Barquisimeto, hasta el Tribunal de esta misma ciudad, donde se inició el juicio.
Para ese año, los familiares no estaban conformes con la sentencia, pues esperaban que fuera por más de 20 años.
Lo que se supo, es que luego del juicio el hombre sería trasladado para la cárcel de San Felipe, estado Yaracuy, conocida como «La Cuarta».
La defensa de Rangel meses antes del juicio había pedido traslado para el estado Yaracuy y según fuentes internas de los Tribunales, se debía a que temía por su integridad.
Ivanhoe tiene casi tres años detenido por el crimen de los hermanos Merentes, se desconoce si se encuentra privado de libertad en Yaracuy o se encuentra en una celda en Lara.
Causa conmoción en Lara
La muerte de los hermanos Merentes Alfonzo causó conmoción no solo en Barquisimeto, sino en todo el estado, debido a la forma en como fueron asesinados.
Las personas comentaban entre ellos cómo pudieron matar a esos dos jóvenes de esa manera tan cruel.
«Recuerdo que escuché las detonaciones, pero pensamos que era otra cosa, porque salimos a ver qué ocurría y no vimos nada», comentó una vecina de la comunidad en donde asesinaron a los hermanos.
Los vecinos recuerdan ese día como si fuera ayer, describieron cómo la calle estaba rodeada de patrullas y muchos funcionarios del Cicpc.
Ese viernes 2 de noviembre los funcionarios estuvieron en la escena por más de cuatro horas, además le preguntaban a los vecinos si habían escuchado detonaciones o si vieron entrar y salir más personas de la vivienda.
La casa en donde ocurrieron los hechos no era de Ivanhoe, era propiedad de un familiar de él, según se pudo conocer por fuentes policiales.
Para ese momento se supo que los funcionarios del Cicpc lograron colectar el arma incriminada en el hecho, así como un celular, propiedad de Mario.
Además del vehículo que quedó en calidad de abandono en la avenida Libertador con calle 51, que era el mismo donde los hermanos se trasladaron.