Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- De ser la esperanza para la recuperación, los hospitales universitarios terminan plagados de deficiencias que limitan la atención y protección del personal sanitario, además de los estudiantes que culminan su profesionalización en Ciencias de la Salud. La mayoría de los 10 centros asistenciales no tienen suministro fijo de agua, más de 80% en falta de insumos y carecen del ambiente de higiene desde la falta de lavamanos. Superan el 46% de suciedad, algunos hasta 88% de humedad y sin la dotación fija de los equipos de protección personal.
Una realidad resaltada en una encuesta con 704 consultas en esta decena de hospitales universitarios en Venezuela por el Laboratorio de Desarrollo Humano (Ladeshu) del Observatorio de Universidades (OBU) entre julio y agosto de 2.020. Se fija un contexto entre la emergencia humanitaria y las incidencias de la pandemia por Covid 19 desde marzo de 2.020. Tal encrucijada se refleja en áreas de trabajo y con deficiencias desde el Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde de Carabobo donde, según 54% de los encuestados confirma que no existen áreas de higiene, mientras que en el Hospital Central de San Cristóbal José María Vargas, 52% afirmó que sí existe, pero no funciona.
El centro carabobeño vuelve a relucir con 100% en falta de insumos de limpieza, al igual que el universitario Antonio Patricio de Alcala en Cumaná y en 94% afirman del central de San Cristóbal, lo cual conlleva a más riesgo de contagios e infecciones. Mientras en la principal traba del suministro de agua, nuevamente reluce el universitario de Carabobo con la afirmación de 73% que nunca tienen el servicio, seguido del hospital Luis Razetti de Anzoátegui en 65% y 54% expresó que en el central de San Cristóbal, solo entre 2 y 3 días a la semana.
Destino incierto
«¡No sabemos a dónde vamos a llegar!, porque no ha mejorado nada», se lamenta Luzmila Leal, coordinadora de la organización Médicos Unidos en Lara, al lamentar lo difícil de la calidad de atención, aún con todo el esfuerzo del poco personal que resiste a un salario tan bajo y excesiva carga asistencial, pero de manos atadas «porque al Estado se le olvidó ser responsable y hasta a los directivos de estos centros». Rechaza la injusta cadena que termina en los familiares de pacientes, quienes deben comprar los insumos, llevar recipientes con agua (cuando sea necesario), colaborar con los implementos de bioseguridad del personal y hasta aportar ciertos productos de limpieza, cuando pueda faltar hasta algo tan básico como el cloro y así desinfectar las áreas.
El gremio regional también reprocha esta radiografía, René Rivas, presidente del Colegio de Médicos en Lara, repudia ese 70% de inoperatividad del hospital Antonio María Pineda de Barquisimeto, al lamentar que la diáspora del personal sanitario lo encabeza casi el 70% en déficit en enfermería, prácticamente solo quedan los médicos de postgrado y pocos adjuntos de especialidades. Además de fallas en insumos, medicamentos y material quirúrgico, que reposa en las compra de familiares.
De allí, que la investigación de Ladeshu señala la destrucción de un sistema sanitario, que fue planteado por HumVenezuela en su reporte nacional «Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela. Derecho a la salud» (2018), con una emergencia humanitaria que dio pié a la reaparición y propagación de epidemias que habían sido eliminadas varias décadas atrás, así como los decesos del personal sanitario que la organización Médicos Unidos de Venezuela ubica en más de 706 víctimas, contabilizadas hasta el 18 de julio de 2.021.
Para la doctora Liliana Rojas, investigadora de la Universidad del Zulia, es grave en aquellos centros asistenciales donde la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) no se da abasto y puedan presentar fallas por cortes de electricidad, al requerir la operatividad de baterías. «Aún con la disposición de médicos, son mayores las carencias y hasta de otros servicios», lamenta de este problema que se presenta en el central Antonio María Pineda con 37% confirmando operatividad con intermitencia de la batería alterna. Esto es un precedente a la denuncia del 1 de junio de 2.021, cuando Rivas desde el Colegio de Médicos en Lara, reprochó el fallecimiento de una parturienta adolescente durante una falla de electricidad. Ella tuvo que recibir respiración manual con ambu y se complicó por la hemorragia severa a causa de atonía uterina, por incapacidad de su útero. La paciente de 15 años murió luego de una hora de esfuerzos del personal.
La investigación mantiene al principal centro carabobeño sin las condiciones básicas para trabajar, con 85% arrojando problemas con servicio eléctrico, igual porcentaje se queja de la falta de iluminación y sube a 96% con fallas en iluminación, adelantándose a universitario de Caracas y de Cumaná
Desde 2.018, considera Ruy Medina, ex director del principal centro de Lara y con 45 años en la docencia universitaria, que se acentuó el deterioro con fallas que han sido en progresivo y tan continúas, al punto de incidir en la calidad de la enseñanza por ausencia de organización, límites por la dotación e infraestructura hospitalaria que desencadenan un punto álgido que se acentuó con la pandemia por Covid 19.
Califica como un desafío para los estudiantes de quinto y sexto año de Medicina, enfermería y psicología de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), quienes con la cantidad de docentes insuficientes que los supervise en el abordaje de pacientes en emergencias pediátrica, general y obstétrica. Cita el ejemplo, de un área de emergencia colapsada por pacientes y a veces con médicos, aún en fase de aprendizaje. Además que esa praxis variada se reduce por la cantidad de camas, al señalar que el área de medicina interna de 130 camas, quedan 34 operativas. «No es igual, porque no es solo lo práctico, sino también la discusión clínica», recordó.
Ese diagnóstico de Ladeshu recuerda que el financiamiento del sistema público de salud es obligación del Estado, que integra recursos fiscales y cualquier otra fuente de financiamiento. Pero venía en descenso y no se tomaron las previsiones por pandemia.