Una gira internacional adquiere matices de acuerdo a los objetivos que tenga quien la encabeza. Por ejemplo, la gira que en este momento lleva adelante el nuevo administrador de la casa blanca Joe Biden tiene varios objetivos en la política global: rearticular un mecanismo de contención internacional, que lleva por nombre QUAD (quadrilateral security dialogue) creado por el ex primer ministro japones Shinzo Abe en 2007.
La idea central es reconstruir una coalición entre Estados Unidos, India, Australia y Japón, intentar incluir otros países del hemisferio oriental para plantear un cerco financiero y económico multilateral frente al avance geopolítico de China. Dicho, en otros términos, darle continuidad a la guerra económica iniciada en la administración Trump hace un par de años, pero con un marco multilateral.
Debemos tener en cuenta, que cada gira internacional tiene una serie de preparativos que incluyen incentivos de diversa índole para cumplir satisfactoriamente con los objetivos planteados. Esos incentivos son encuadres de poder absoluto y relativo, el primer encuadre no deja mucho espacio para la negociación y con el paso del tiempo ha venido cayendo en desuso y el segundo tiene que ver con esquemas estratégicos de presión -conocidos como la zona gris- en diversos canales para modificar la conducta del adversario.
Desde hace algunos días, se ha anunciado una gira internacional de los factores de la oposición política hacia los países aliados de la propuesta Juan Guaidó. La apuesta ha tenido muchos titulares en los medios tradicionales y digitales, pero poco contenido.
¡En perspectiva, la negociación es inminente! es decir, por mucho que disguste y ponga a muchos sectores a tragar grueso, sentarse en una mesa a negociar en política es como el señor Thanos: inevitable.
Ojalá que en este proceso los actores eviten cometer los errores que han perturbado los intentos anteriores de negociación, que piensen en el país y no en sus sacrosantos intereses de permanencia en el poder para controlarlo todo (chavismo) o sus intereses de conquista del poder para controlarlo todo (oposición).
Evitar el supremacismo es la primera consigna.
Evitar la soberbia es la segunda
Añada usted las que crea convenientes.
Volviendo a la gira y más allá de los titulares tipo «vamos a obligar al rrrrrreeeeegimmmeeeeennnnnn a sentarse porque somos los más ________________ voy a permitirme (nuevamente) hacer una recomendación por este medio, con el fin de establecer un objetivo alcanzable en medio de este largo y enredado conflicto.
Hasta ahora, algunos factores (mesita) han intentado negociar políticamente con la administración del señor Maduro. El pequeño gran detalle es que cuando se trata de negociaciones políticas carentes de protocolos institucionales, será el más fuerte, quien tenga más poder, entre otras variables quien obtenga la ventaja. A la vista están los resultados de esas negociaciones.
Pero, si el método para concertar el punto de partida para negociar tiene protocolos bien establecidos y aprobados por las partes la ventaja en términos de poder entre los adversarios se hace menos relevante.
La clave/reto (inicialmente) para la oposición, será traer al chavismo al terreno de la institucionalidad, no será fácil, porque el chavismo tiene poco más de una veintena de años vulnerándola a punta de carisma y billete en la era Chávez y a punta de autoritarismo en la era actual.
Así que, aparte de buscar el mejor el titular, dediquen tiempo para crear el protocolo institucional o método de negociación junto a los aliados norteamericanos y europeos.& ;
También junto a chinos y rusos.
Es decir, una gira que contemple también al adversario.
Escrito por: Doriam González, politólogo& ;
Twitter: @Doriam_gon