Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Un recluso de la Comunidad Penitenciaria Fénix-Lara tuvo que ser trasladado a un centro asistencial, debido a que su salud estaba empeorando, estaba muy flaco, pálido y a veces presentaba ataques de tos con flema y hasta presentó fiebre, situación que alertó a los médicos y de inmediato lo mandaron al Hospital Luis Gómez López para que le realizaran una prueba de esputo (para detectar bacterias), y confirmaron lo que sospechaban, estaba contagiado de tuberculosis.
El caso de este recluso no es el único, la tuberculosis ha sido la peor condena para los privados de libertad, debido al alto contagio que hay en las cárceles de Venezuela y que en 2021 llevó a la muerte a 21 personas recluidas en penales del estado Lara; es decir, que de 37 reos que murieron el 56% fue a causa de esta enfermedad.
Cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis y para este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide urgentemente inversiones, ayudas, atención e información para luchar contra esta enfermedad. Indicaron que han salvado la vida a 66 millones de personas desde 2000, la pandemia de covid-19 ha revertido estos logros y, por primera vez en más de una década, en 2020 aumentó la mortalidad por tuberculosis.
«La tuberculosis es una pandemia oculta, con todo lo que ha pasado con el covid-19 se ha dejado de diagnosticar, además las instituciones dedicadas a esto no han contado con el apoyo de un buen laboratorio y personal de enfermería. Es importante que las autoridades se aboquen para poder controlar esta epidemia«, María Gabriela Ghini, neumólogo.
A criterio de la doctora Ghini, los casos de tuberculosis han aumentado y explicó que antes realizaba un diagnóstico de esta enfermedad cada tres meses, pero ahora en un día ha atendido a cinco pacientes que han dado positivo.
«La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa, prevenible, curable que ataca los pulmones y otros órganos. El programa de TBC es uno de los mejores, pero si no hay reactivos cómo podemos atacar, el lema de esta enfermedad es ‘invertir para poner fin a la tuberculosis. Salvar vidas'», sostuvo la doctora Ghini.
Especialistas ven con preocupación el aumento de casos y que no sólo recae en privados de libertad, sino en niños y personas en edades comprendidas entre 23 y más de 80 años.
Durante el inicio de la pandemia, los médicos consultados por LA PRENSA atendieron casos de covid-19 con tuberculosis, explicaron que cuando los pacientes llegaban con síntomas por el coronavirus, de inmediato solicitaban la baciloscopia, que es una prueba utilizada para detectar la presencia de bacilos en una muestra determinada.
Las personas que sufren de alguna enfermedad, como VIH y diabetes son más propensas a padecer de TBC; sin embargo, resaltaron que en el caso de los privados de libertad se debe a desnutrición y el hacinamiento, y según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) en el país existe el 158% de sobrepoblación penitenciaria.
A diario, en el Dispensario Antituberculosis del Hospital Luis Gómez López reciben a pacientes diagnosticados y también pruebas para confirmar la presencia de la enfermedad; no obstante, desde el año 2020 han comenzado a aumentar los casos y en un día reciben a más de cinco pacientes, a quienes les entregan el tratamiento que puede durar seis meses o extenderse a 9 meses.
Al Dispensario les llegan los fármacos trimestral, se encargan de distribuirlo de manera gratuita, pero hace dos semanas tuvieron fallas en el envío y el jueves atendieron alrededor de 18 personas.
Presa fácil
«Los privados de libertad son presa fácil para cualquier enfermedad, debido a la falta de alimentación y desnutrición que existen en los penales del país«, comentó Carolina Girón, directora del OVP.
Girón explicó que desde el año 2017 hasta ahora, las principales causas de muerte en la población reclusa es por desnutrición y tuberculosis, enfermedad que había sido erradicada en Venezuela, pero que ahora sigue acechando.
«En Venezuela, tanto las pruebas como el tratamiento son un monopolio del Estado, quienes lo controlan a través del Servicio Integral de enfermedades respiratorias y tuberculosis. Sólo el 10% de la población ha sido diagnosticada por TBC y tiene acceso al tratamiento», sostuvo Girón.
El OVP denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que no existe personal médico dentro de los penales. «Como práctica recurrente, hemos identificado que cuando el interno se encuentra con graves condiciones de salud es que se solicita el traslado, prácticamente para que la persona muera en el centro hospitalario», dijo la directora.
La tuberculosis ha sido la más mortal entre las enfermedades que padecen los reos, como ha sido el caso de Lara. La primera muerte registrada el año pasado fue la de Rubén Calderón Batista, recluso de Fénix, y según fuentes policiales su diagnóstico fue de tuberculosis.
En abril, Alexander Alvarado, de 32 años, se convirtió en la víctima número 15, murió dentro de Fénix. Al parecer, tenía varios meses enfermo y presumen que la causa de muerte haya sido la tuberculosis.
Se pudo conocer que Alexander estaba desnutrido, pues al momento de ser llevado a la morgue del Hospital Central de Barquisimeto se le notaba la piel pegada a las costillas.
«Hay presos que mueren y nunca fueron llevados al Luis Gómez López para confirmar si tenía o no tuberculosis, en los penales siempre hay trabas, dicen no tener transporte para movilizarlos y terminan en una urna», indicó un familiar de un recluso del centro penitenciario David Viloria.
Atención médica es gratuita
En el Dispensario Antituberculosis trabajan con vocación. Los especialistas y residentes atienden todos los casos por tuberculosis de manera gratuita.
Un tratamiento de 6 meses reciben los pacientes por parte de los especialistas, también realizan las pruebas de esputo que la deben llevar en un colector transparente con la flema, lo envían al laboratorio del Hospital Luis Gómez López, único centro asistencial que atiende esta enfermedad, y es allí donde se confirma la enfermedad.
«Los tratamientos se colocan directamente aquí por nuestras enfermeras, aun cuando hay déficit de personal», sostuvo una trabajadora del área.
En el caso de los privados de libertad, explican que una vez culminado el tratamiento deben ser vigilados para que la alimentación mejore, y así no exista una recaída.
Entre hoy y mañana, en el Hospital Luis Gómez López tendrán actividades por el Día Mundial de la Tuberculosis. El jueves se realizará un desayuno con los pacientes.
Privados de libertad los más vulnerables a la tuberculosis
En los Centros de Detención Preventivos (CDP) o calabozos policiales como se les conoce a las comisarias, los privados de libertad también son vulnerables a esta enfermedad y se han presentado casos de tuberculosis.
Un familiar de un recluso del Eje de Homicidios del Cicpc denunció que una parte de los detenidos están contagiados y que pocos son atendidos.
«Cuando ven que el detenido se está poniendo malo es que los sacan para el Hospital Central de Barquisimeto, pero de lo contrario ni la prueba le hacen. Queremos que se aboquen a este problema que está afectando a la población penitenciaria», comentó un familiar, que no quiso identificarse.
OMS mete ojo a la tuberculosis
La inversión mundial en prevención, diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis en 2020 no llegó ni a la mitad de la meta mundial prevista para 2022, que asciende a US$ 13 000 millones anuales.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha señalado: «Se ha de invertir urgentemente para mejorar y ampliar el acceso a los servicios y herramientas más innovadores a fin de prevenir, detectar y tratar la tuberculosis y, de ese modo, salvar la vida a millones de personas cada año».
Entre 2018 y 2020 se trató contra la tuberculosis a 20 millones de personas.