Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Los vecinos de El Tostao no entienden esa contradicción, que se desperdicien miles de litros, mientras los sectores más arriba, como el 19 de Abril, Los Naranjos, Los venezolanos primero, entre otros, no cuentan con el servicio fijo de agua. Llevan la cuenta de las 3 veces que han reparado este bote, pero nuevamente se aproxima a dos meses que el asfalto volvió a ceder y hasta se une la afluente con otra avería a pocos metros. Hay tramos en los que se aprecia la intensidad con la velocidad de dicha corriente que bordea esta vía principal al oeste de Barquisimeto.
«Hasta el padre Oswaldo Araque le ha tomado varias fotos para hacerlo público, pero seguimos esperando que se dignen los funcionarios de Hidrolara», lamentó la señora Elide Gutiérrez, quien vive al frente de este bote. Cuenta que otra vecina ha reportado, pero tampoco es escuchada y terminan siendo testigos de ese desperdicio mientras comunidades más alejadas, claman por el vital líquido.
Recuerda el historial de ese bote, que termina uniéndose con otro a menos de dos cuadras. «Pero quién sabe cómo lo arreglan, porque ya lo han realizado 3 veces y se vuelve a socavar en el mismo punto», denuncia de esa avería del tubo matriz, que ni siquiera hunde el asfalto y por una mínima ranura, se aprecia la fuerza con la que brota y termina de correr calle abajo.
Pero este sector clama por la celeridad para que se repare dicha falla. «Lamentablemente todo se queda en foto, porque no acuden a solventarnos», se queja Amador Rivero, quien vive en el sector Los Naranjos, donde el servicio de agua se puede limitar a dos veces a la semana y en un lapso de menos de 40 minutos, tiempo que no les alcanza ni para llenar varios tanques. Mientras ellos están así, no tienen ni idea de la cantidad de agua que se pierde en la avenida principal.
Maritza Terán contó con cierta emoción, que el pasado viernes por la tarde se estacionaron varias camionetas y al parecer, entre el grupo estaba el gobernador Adolfo Pereira. «¡Ojalá y así se pueda resolver esto, pero no con pañitos tibios, sino como una reparación definitiva!», exclamó esta señora, recordando ese instante en que se asomó por la ventana y vio tantos vehículos en este bote. Luego confirmó su sospecha, que se trasladaba a las comunidades cercanas.
Este sector no ha tenido problemas con el acueducto, pero por la fuerza de ese bombeo, impulsa con más fuerza esos miles de litros que terminan vueltos barro. Agua limpia que necesitan aquellos habitantes de El Tostao arriba, cuando ese mínimo de tiempo para llenar ni siquiera les alcanza para llenar todos sus tanques. Además que en varias oportunidades, les llega turbia y se ven obligados a hervirla para el consumo, además de turnarse para bañarse en casas ajenas y así evitar alergias o erupciones en la piel.
El llamado es en colectivo, para que Hidrolara les preste atención y reparen. «Es un pecado, tanto desperdicio», lamentó Elide Gutiérrez, de esa agua perdida que puede ser de día y -en ocasiones- de noche. Exigen solución y no esperar más meses.