María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Se resguardan. Quienes hacen las maratónicas colas en las estaciones de servicio para poder surtir aunque sea 30 litros de gasolina, deben ingeniárselas y armar planes en aras de cuidarse entre ellos mismos en las noches para evitar ser victimas del hampa.
«Nos cuidamos entre todos, somos casi una familia» es lo que dicen los conductores que se encuentran en las estaciones esperando que llegue la gandola con combustible. Dicen que quedarse de un día para otro es la única posibilidad que tienen para equipar sus vehículos.
La mayoría que se queda de noche en las colas duerme dentro de los carros, pero planifican turnos para que mientras un grupo descansa, otro esté pilas cuidando la zona. «Unos duermen y los demás están pendientes por si ven algún movimiento raro o la presencia de personas extrañas, así pasamos la noche» dijo Kalet Peña, a quien le ha tocado en varias ocasiones pernoctar en las estaciones de servicio. Cuenta que en las colas se consigue gente que vive cerca y otra que viene de otros municipios y se ven obligados a permanecer en las filas.
Cuando hacen las colas pegan los carros uno con otros de manera que no quede espacio para evitar que cualquier choro se esconda y los sorprenda, unos llevan linternas y las mantienen encendidas toda la noche para que sepan que hay personas alertas. En otros casos los conductores se reúnen fuera de los carros y están pendiente de la zona.
Hernán Rodríguez, un motorizado, contó que este grupo de conductores también corren peligro en las colas, por lo que también se organizan en turnos para dormir y así evitar los robos. Pide mayor presencial policial en las colas nocturnas.