Luis Felipe Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Familiares del médico anestesiólogo Ángel Peña vivieron más de 12 horas de completo caos para lograr dar cristiana sepultura al galeno que murió durante la madrugada de este miércoles bajo sospecha de COVID-19.
Si bien el protocolo establece que todo paciente con indicios de coronavirus debe ser cremado, la alcaldía del municipio Torres -donde falleció Peña- le hizo saber a los parientes que no contaban con los recursos para trasladarlo hasta Barquisimeto y poder llevar a cabo la incineración.
Según comenta una persona cercana al profesional de la salud, el gobierno municipal sostuvo que se haría cargo del sepelio. Sin embargo, las autoridades les hicieron saber que no tenían una fosa donde depositar los restos, por lo que les pidieron alguna tumba o panteón familiar para poder llevar a cabo el entierro.
Los hijos del doctor Peña se trasladaron desde Barquisimeto hasta Carora para llevar a cabo los trámites correspondientes, allí localizaron la tumba de un pariente que murió hace más de 20 años y la pusieron a disposición de la alcaldía.
Al llegar al sitio para poner fin de una vez por todas al calvario, los trabajadores del Cementerio de Aregue argumentaron que no sería posible llevar a cabo el entierro, pues la tumba que había sido escogida tenía un trabajo de granito que requería varias horas para poder abrirlo, además de no contar con las herramientas que se necesitaban.
De igual manera, le solicitaron a los familiares materiales de construcción como cemento y bloques, y es que argumentaron que la alcaldía no contaba con presupuesto para adquirirlos.
Cuatro desesperantes horas tuvieron que esperar bajo el sol los hijos de Peña junto al ataúd. Finalmente el gobierno de Torres localizó una fosa abandonada donde pasadas las 5:00 PM sepultaron los restos.
La familia asegura que se trata de una «tumba prestada», pues temen que en cualquier momento aparezca el dueño de la fosa para reclamar sus derechos.
Aseguraron que el médico no murió de coronavirus, sino de un paro respiratorio debido a la falta de atención en el hospital Dr. Pastor Oropeza de Carora, centro de salud donde laboró por varios años.
«Nos meten en la misma condición de COVID-19 y no nos dan la oportunidad de dar un entierro digno a nuestros seres queridos» dijo con lamentó uno de los familiares.