Agencias | LA PRENSA DE LARA.- El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregó a Panamá un centenar de nichos para sepultar a migrantes irregulares que mueren en su travesía por la inhóspita selva del Darién, fronteriza con Colombia.
En medio de viejas tumbas y cruces devastadas por el tiempo, los nichos fueron construidos en el cementerio municipal de la aldea El Real de Santa María, unos 300 kilómetros al sureste de Ciudad de Panamá.
El nuevo panteón tiene 50 sepulcros a cada lado.
Los nichos de cemento fueron entregados por el CICR a las autoridades panameñ;as, desbordadas por la gran cantidad de migrantes que ingresan por esta frontera selvática desde Colombia en busca del sueñ;o americano.
«Estamos entregando un módulo de 100 nichos para la inhumación individual de restos humanos de migrantes que pueden haber fallecido a lo largo de la ruta del Darién«, dice a la AFP Marisela Silva Chau, jefe de la Delegación Regional del CICR.
El objetivo es sepultar en un mismo recinto los cuerpos o restos de migrantes que no son reclamados por sus familias, y que desbordan las morgues de la zona.
Los cadáveres serán inhumados individualmente en bolsas de plástico, después de tomarles datos para su identificación. Si son reclamados, tras los cotejos pertinentes, serán entregados a sus familias.
«El objetivo es cumplir con los estándares internacionales y dar un trato digno y con respeto a los fallecidos«, señ;ala a la AFP el director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, dependiente de la Fiscalía panameñ;a, José Vicente Pachar.
Incierta cifra de muertos
La peligrosa selva del Darién se ha convertido en corredor para la migración irregular desde Sudamérica a Estados Unidos a través de América Central.
Esta frontera natural de 266 km de largo y 575.000 hectáreas de superficie está plagada de peligros como animales salvajes, ríos caudalosos y grupos criminales.
Pese a los riesgos, en lo que va de añ;o más de 58.000 personas han hecho esta travesía, según datos del gobierno panameñ;o. En 2022, hubo un récord de 248.000 migrantes.
En su mayoría son haitianos, venezolanos y ecuatorianos, aunque también hay asiáticos, principalmente de China e India, y africanos, sobre todo de Camerún y Somalia.
Algunos mueren en la selva, aunque es incierto el número pues las autoridades desconocen la cifra real por lo inaccesible del terreno, la falta de denuncias y el abandono de los cuerpos, que en ocasiones terminan siendo pasto de los animales.
«El añ;o pasado nosotros registramos 52 cuerpos«, pero la cantidad «debe ser mucho mayor», indica Pachar.
«Hay incertidumbre sobre la cifra exacta de personas migrantes que fallecen a lo largo de la ruta, porque todo depende de la información que puede proceder de los migrantes que logran sobrevivir«, expresa Chau.
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