La batalla entre sindicatos y Gobierno a costa de la contestada reforma laboral afecta ya gravemente a millones de ciudadanos y amenaza a sectores estratégicos de la economía. La pugna se centra estos días en los centros neurálgicos de producción y distribución de energía, básicos para el funcionamiento de un país. Más de dos tercios de las 12.000 gasolineras de Francia registran escasez de combustible. La CGT, principal sindicato del país, organiza a partir de este miércoles paros y huelgas en las centrales nucleares, de las que sale el 75% de la energía eléctrica.
El uso de la fuerza por parte del Gobierno o sus llamadas a la responsabilidad no inciden lo más mínimo en la decisión de llevar las protestas hasta el límite por parte de los sindicatos, convertidos hoy en la oposición real al Ejecutivo y a las políticas del presidente François Hollande. “No tenemos ninguna intención de parar”, advierten tanto la CGT como el segundo sindicato, Fuerza Obrera. Por el contrario, el líder de la CGT, Philippe Martinez, asegura que llegarán “hasta el final, sin límites”, hasta lograr que la reforma laboral sea retirada.