viernes, 22 noviembre 2024
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Se abre una nueva temporada de conciertos sin estrellas globales

Redacción | LA PRENSA DE LARA.- En 2022, nueve años después del último espectáculo de un artista internacional, los conciertos regresaron al país, luego de que el sector del& ;entretenimiento y la cultura quedara rezagado por casi una década, en la que las estrellas globales sacaron de su lista a Venezuela.

2013. Pasadas las diez de la noche, Beyoncé se presentaba por primera y –hasta ahora última vez– en Caracas con su The Mrs. Carter Show World Tour en el estadio de fútbol de la Universidad Simón Bolívar. Era la época en la que al país venían, en el mejor momento de sus carreras, Britney Spears, Backstreet Boys, Shakira, entre tantos otros artistas. Fue el de la exintegrante de Destiny’s Child el último show de una estrella global en el país que ya atravesaba una crisis social, política y económica que empeoró al año siguiente, 2014, cuando comenzaron las primeras protestas contra la administración de Nicolás Maduro.

El año pasado, Caracas volvió a ser parada de giras de artistas internacionales. En total, se presentaron 59 shows sólo en la capital.

El primero fue el de Alejandro Fernández, el encargado de inaugurar esa primera temporada de conciertos. Le siguieron Morat, Cultura Profética, Kany García, Cristian Castro, Il Divo, Fonseca, Emmanuel, Camila y Sin Bandera, Eros Ramazzotti, Olga Tañón, entre muchos otros.

Todos los meses se anunciaba un nuevo concierto, aunque hubo algunos que se suspendieron –razones políticas de por medio– como es el caso de Juanes y Luis Fonsi, señalados por Diosdado Cabello. Todas las semanas hubo uno o dos conciertos, tanto internacionales como nacionales. Y se celebraron en escenarios como el Poliedro y el Teatro Teresa Carreño.

Este año el panorama no parece distinto. Todo apunta a una oferta similar a la de 2022, con artistas que repiten, como Alejandro Férnandez, Morat, Sin Bandera, Kany García y Olga Tañón, o que regresan tras años de ausencia, como los españoles Pablo Alborán y Melendi.

Hasta el momento, hay 15 fechas confirmadas hasta mayo, sin contar el show del español Rels B, que comenzó este ciclo de espectáculos el 2 de febrero en Hotel Tamanaco, y la Waku Experience, que reunió aproximadamente a 18.000 personas en la Base Aérea de La Carlota, el 12 de febrero, de acuerdo con cifras de la organización.

El calendario de espectáculos lo completan: Mocedades, HaAsh, Hombres G, Zapato 3 y Óscar D’León y la Dimensión Latina. Sin embargo, pese a los esfuerzos, Venezuela aún no está inserta en el mercado de las grandes giras globales de artistas como, por ejemplo, Bad Bunny, Harry Styles, Dua Lipa o Coldplay, que se presentan, por ejemplo, en Colombia.

«Todavía hace falta un roster de artistas de más peso como se tenía anteriormente. Creo que todavía falta un poco más para que Venezuela esté presente en las giras de grandes nombres», considera José Luis Ventura, presidente de Ventura Producciones, que el año pasado trajo los shows de Buika, Ana Torroja y Dvicio.

Para recuperar el puesto que ocupó el país en el mercado de las grandes giras globales es necesario –explica Santiago Otero, presidente de Evenpro– cumplir con una serie de requisitos básicos en cuanto a infraestructura, conectividad aérea, seguridad y estabilidad, fuerza de trabajo capacitada y apoyo gubernamental.

«Estos son solo algunos de los factores clave que pueden ser necesarios para entrar en el mercado de las grandes giras globales anglo… sin embargo, con el tiempo y un enfoque dedicado a mejorar en estas áreas, es posible que Venezuela pueda desarrollar una industria sólida y competitiva en el mercado global de la música en vivo» resaltó.

«Debemos continuar presentando eventos relevantes que transmitan seguridad en todos los sentidos, incluyendo las exigencias de los riders técnicos y condiciones generales para que nuevamente Venezuela esté presente en las grandes giras y también súper shows internacionales como Disney On Ice, que actualmente estamos trabajando para traerlo en 2024?, asegura el empresario.

Otro aspecto indispensable en este proceso es recuperar la confianza en el país. «Es algo que poco a poco se va construyendo. Por ejemplo, luego del Cusica Fest pudimos ver que ya hay artistas internacionales, agencias de booking, productores internacionales que dicen ‘OK, mira, sí es posible hacer este tipo de eventos. Vamos a contactar a estas productoras‘. Es un tema de confianza, que el productor internacional sienta confianza en lo que se está haciendo aquí en Venezuela», dice José Lasses, director ejecutivo de Cusica.

Lo que ocurrió el año pasado fue una prueba piloto que resultó positiva. Se demostró que, pese a las dificultades y los años de silencio, aún es posible hacer grandes espectáculos en el país.

El presidente de Evenpro ve con buenos ojos la reactivación de espectáculos. «Es positivo que se incluya a Venezuela en planes de tours con artistas de renombre que han tenido a sus fans esperándolos por mucho tiempo. Han sido casi ocho años de ausencia de shows internacionales en vivo. En este reencuentro del público con los eventos se nota el calor de la gente y la energía que sobrepasa a la de cualquier otro país».

Muchos shows, poca asistencia

De los casi 60 shows que se hicieron el año pasado en Caracas, no todos fueron sold out como se quiso hacer parecer. Algunos, a duras penas, lograron vender entradas.

Esto, explica el presidente de Evenpro, además de un tema económico, pudo haber sido el resultado de una oferta de espectáculos mal planteada. «La situación económica puede haber afectado la capacidad de la gente para gastar en entretenimiento, mientras que una sobreoferta de conciertos puede haber llevado a una menor demanda para algunos eventos específicos. Pienso que no hay sobreoferta sino ofertas mal planteadas, ya sea por el potencial de taquilla del artista, el momento y la coincidencia de eventos», dice y aclara que no agotar todos los shows no significa un fracaso o falta de interés por parte del público, pues hay otros factores que intervienen: el contenido, la ubicación del evento, el horario, la promoción y el costo de las entradas.

José Luis Ventura afirma que es prácticamente imposible que todos los shows que se presentan en una ciudad en cualquier parte del mundo sean sold out. «El año pasado se abrió ese chorro y todo el mundo creyó que todo iba a ser sold out. Eso no pasa ni siquiera en Europa. Yo hago shows en Estados Unidos y Madrid, y es muy difícil a veces llenar un espectáculo, y eso que son países económicamente estables. Cuesta llenarlos.».

Los boletos más costosos de la región

Esta reactivación de espectáculos se dio –y continúa– en un país aún en crisis, pero que se creyó con una economía boyante en 2022, debido a la libertad económica que tienen algunas personas, con la venta de boletos desde 60 dólares hasta 7.000 dólares (por una mesa completa para 10 personas, 800 dólares por persona aproximadamente). Sin embargo, los índices económicos dicen lo contrario. De acuerdo con un estudio de Ecoanalítica, 56% de los venezolanos percibe un salario menor a 100 dólares, mientras que 32,9% pueden llegar a cobrar entre 300 y 600 dólares o más. Y solo 11,1% puede devengar un salario mayor.

En comparación con otros países de la región, los boletos en Venezuela son mucho más costosos. ¿Por qué ocurre esto? Además de razones propias de la economía nacional, el país no cuenta con venues adecuados para recibir grandes espectáculos. En Venezuela todo se arma desde cero.

El año pasado se especuló con una visita de Coldplay, también negociaciones con Bad Bunny. Ninguna se concretó. Estos rumores pusieron sobre la mesa la discusión de si Venezuela estaba preparada para recibir un show de esa magnitud.

Diversidad y poca oferta cultural

Contrario a lo que muchos pudieran pensar, esta reactivación de conciertos en el país no se traduce en un despertar de la industria cultural en Venezuela. El renacer del sector, tan necesario como cualquier otro, va mucho más allá del regreso de los grandes espectáculos de la música latina.

«Hace 30 años en Venezuela había un consumo más allá de espectáculos masivos, había un consumo de cultura, de ópera; artistas que son netamente culturales que venían al país como el Teatro Negro de Praga, que regresó, y creo que no fue muy atractivo. Había un movimiento total de cultura y de shows más allá de espectáculos masivos, más allá de los conciertos. Ahora lo que hay es shows. No hay un consumo cultural», señala José Luis Ventura, que se enfoca en ofrecer una programación de espectáculos, tanto musicales como teatrales, que se acerquen a esa propuesta cultural que tanto hace falta en el país.

Con información& ;de: El Nacional

 

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