Elizabeth Montoya | LA PRENSA DE LARA.- Pese a que el transporte público internacional no se ha reactivado y hasta hace poco sólo había paso vehicular por el puente Atanasio Girardot de Tienditas, por lo que miles de personas cruzan caminando los 315 kilómetros de largo que tiene el puente internacional Simón Bolívar, caleteros y carretilleros consideran que su trabajo ha disminuido en los últimos meses.& ;
Rosa Sánchez, «Nina», vive en la frontera hace seis años y trabaja como caletera en el Simón Bolívar viviendo, literalmente, al día. Asegura que lucha para conseguir lo necesario para ella y su hija de 3 años —nacida en Colombia—, y pagar los 10 mil pesos diarios que le cobran por el cuarto donde habita. Cuando está bueno, asegura, paga días de alquiler por anticipado, pero hay días que no llega ni a 20 mil pesos, que es lo mínimo que llega a cobrar un carretillero por un solo «viaje» a través del puente, dependiendo del peso y el volumen.& ;
Sin embargo, Nina dice que sólo cobra entre 5 y 10 mil pesos por pasar pequeñas cantidades en su carrito metálico, pues, por su contextura y fuerza no tiene la capacidad física para alzar las mercancías a partir de la mitad del puente, por donde ya no pueden circular las carretillas y los caleteros deben alzar la mercancía, sólo ayudados por los pretales que sujetan a sus cabezas y espaldas.& ;
Espera ansiosa a los transeúntes que bajan de las camioneticas en La Parada cargados de mercancías, pero asegura que la demanda es poca y la competencia mucha.& ;
Fuente informativa: La Prensa del Táchira.& ;