Hace 50 años, la gente cerraba las ventanas antes de que se metiera el sol. Las madres apuraban a los niños que jugaban en las plazas y los abuelos decían que el mal andaba suelto en comunidades del oeste de Barquisimeto. No era una exageración. Era una advertencia nacida del miedo.
En el año 75, una banda delictiva conocida popularmente como “La Pandilla de la 60” se convirtió en el azote más temido del oeste de la ciudad. Sus integrantes eran jóvenes entre los 18 y los 25 años, casi todos provenientes de la calle 60 que crecieron entre la miseria y la falta de oportunidades, pero también en medio de la violencia que los moldeó desde pequeños y cuando se convirtieron en unos adolescentes iniciaron en el mundo de las drogas.
Lo que empezó como un grupo de muchachos que molestaban en los barrios Brisas del Aeropuerto, El Garabatal, San Vicente, Barrio Nuevo, calle 50 y avenida Fuerzas Armadas, se transformó en una organización criminal con una capacidad de violencia alarmante. Robaban, violaban y mataban sin piedad. Lo hacían drogados. Para esa década, algunos vecinos decían que la droga les quitaba el miedo y les subía “la nota del diablo”.


“La Pandilla de la 60” era integrada por más de 10 jóvenes
Los crímenes que cometían parecían quedar impunes a inicio de la década de los 70; sin embargo, las investigaciones por parte de la Policía Técnica Judicial (PTJ) comenzaron por averiguar por qué el modus operandi con los homicidios era parecido.
Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. El 7 de mayo de 1975, dos hombres fueron asesinados a balazos cuando pretendían atracar a una pareja, justo frente al Aeropuerto Jacinto Lara.
Los dos hombres formaban parte de “La Pandilla de la 60” y según lo relatado para ese año, los criminales pretendían robar a una mujer y un hombre, pero ellos rápidamente se subieron a un carro modelo europeo Hillman.
El hombre se dispuso a conducir el carro, pero sacó un arma y se bajó del vehículo para disparar contra Miguel Rodríguez, quien tenía 20 años de edad y Fray Vizcaya, de 18 años. Ambos cayeron muertos en un terreno de la universidad pedagógica.


Cazaban víctimas al oeste de Barquisimeto
Los delincuentes se reunían en el barrio Brisas del Obelisco y allí, presuntamente, consumían marihuana y luego en horas de la noche se iban hasta los terrenos del aeropuerto, desde allí “cazaban” a sus víctimas; es decir, las seleccionaban para luego atacarlas.
Fue así como lo hicieron con esta pareja: apenas vieron que el carro se introdujo en los terrenos, Miguel y Fray, junto con dos hombres más, los abordaron sorpresivamente. La intención era robar al joven y abusar sexualmente de la mujer.
Bajo su poder tenían un viejo revólver con el que pretendían someter a la pareja, pero el joven que manejaba el vehículo fue más ágil y disparó contra ellos, mientras que los otros dos lograron huir. Este doble crimen hizo que la PTJ uniera cabos y presumieron que las investigaciones que llevaban por violaciones en esos terrenos tenían que ver con el caso.
Fue así como lograron llegar a ubicar a los otros dos hombres, quienes eran señalados por sus víctimas como violadores.
Luego de ser detenidos confesaron que andaban con Fray y Miguel. Pero no pudieron dar mayores detalles del hombre que les disparó ni de su acompañante, todo estaba muy oscuro.
Para esos años, la última página de los periódicos del estado Lara destacaba la ola de violencia que se estaba desatando y como consumidores de drogas habían estado atracando en los hogares.


Vecinos de las comunidades del oeste de la ciudad aseguraban que tenían que encerrarse en sus casas desde temprano para evitar que los robaran.
Ese mismo año, la ola delictiva en el estado Lara iba en aumento, homicidios, lesiones, consumo de drogas ilegales, robos y hurtos era lo que más se cometía. De enero a mayo se duplicaron los delitos sexuales y concluyeron que esto se debía a que los agresores estaban bajo los efectos de la droga.
Golpe a la banda
La comunidad y las víctimas, cansadas y ya sin miedo, empezaron a denunciar con más fuerza. La Policía, presionada por el clamor de justicia en las calles, intensificó su labor.
En mayo de 1975 se dio el primer gran golpe contra el grupo: tres integrantes fueron capturados en un operativo. Las detenciones marcaron un cambio en el ritmo de los acontecimientos, la banda empezó a fragmentarse y a esconderse más.
Los homicidios de una doméstica, de dos hombres frente a terrenos del aeropuerto y el de un anciano por parte de su hijastro dejaron al descubierto una estela de violencia, la banda había cometido al menos 10 crímenes y tenían estrecha relación con el tráfico y consumo de drogas. El “Chamo Freddy”, Miguel y Honorio fueron los creadores de la “Pandilla de la 60”.


La estela de sangre con la que la banda tuvo relación comenzó cuando el ingeniero Miguel Luna (43) fue asesinado por dos hombres drogados, hecho ocurrido en la urbanización Los Libertadores.
En este caso, los funcionarios de la policía detuvieron a dos jovencitos y luego el “Chamo Freddy” confesó ser el autor del homicidio.
El 11 de abril hallaron el cadáver de una doméstica colgado en un clóset de una vivienda abandonada en la carrera 19. Era Ana Duarte, de 39 años, para ese año la PTJ indicó que criminales ligados al tráfico de drogas tuvieron que ver con el homicidio.
El último crimen perpetrado por integrantes de la banda fue el de Demetrio Morán, un hombre de 64 años, asesinado por su hijastro Honorio. Lo golpeó con una piedra hasta causarle la muerte.
El “Chamo Freddy” era buscado por la Policía “vivo o muerto”, porque era quien más había cometido delitos en la ciudad. Por presión policial, se entregó el delincuente.