El expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica falleció el martes 13 de mayo, a los 89 años, tras luchar contra un cáncer de esófago que se había extendido a otros órganos. Después de un largo tratamiento de radioterapia iniciado en abril del año pasado, en enero de 2024 el cáncer regresó de manera más agresiva, y Mujica decidió no someterse a nuevas intervenciones, aceptando su situación con serenidad. En sus últimos días, optó por pasar sus momentos en la chacra de Rincón del Cerro, donde disfrutaba de recorrer el campo en su tractor y cuidar sus plantas, en paz y en silencio.


Desde 2020, Mujica había expresado su último deseo: ser enterrado bajo un árbol en su chacra, específicamente debajo de una secuoya donde descansaba su fiel compañera, Manuela. Su mascota, una mestiza de tamaño mediano con media pata delantera amputada, fue adoptada por Mujica cuando era una cachorra y se convirtió en su inseparable compañera de vida. Manuela, que murió en junio de 2018 a los 22 años, acompañó a Mujica en sus caminatas, en reuniones oficiales y en su día a día, ganándose el cariño de Uruguay y del mundo por su lealtad y ternura.
El vínculo de Pepe Mujica con Manuela
“Manuela es la integrante más fiel que tuve en el Gobierno. Hace 18 años que me acompaña, es una anciana. Quiero a los animales mucho… Cuanto más conozco a la gente, más me gustan los animales”, dijo Mujica durante una entrevista con la BBC, en 2015.
El expresidente, conmovido por la pérdida de su compañera perruna, la despidió en silencio en aquel rincón especial de su chacra, convirtiéndolo en su lugar de recogimiento y memoria. La relación entre Mujica y su perra fue tan profunda que, al llegar el momento de su partida, eligió ese mismo lugar para descansar. Sus restos serán cremados y enterrados junto a Manuela, en un acto que refleja el amor y la conexión que siempre sintió por su fiel compañera. Así, Pepe Mujica cierra su historia en la tierra que tanto amaba, en el lugar donde descansan sus recuerdos más queridos.

