jueves, 1 mayo 2025
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NaWaraos: la fundación con un voluntariado que crece

Desde su creación en el año 2016, la fundación NaWaraos se ha dedicado a ayudar con odontólogos y médicos a los más necesitados.

Servir con humildad es la energía que sostiene a la Fundación «NaWaraos» desde 2016, contagiando de su entusiasmo a estudiantes de medicina, así como a amigos e incluso a vecinos que se animan a dar sus aportes para mantener su misión de atención médica y social a comunidades vulnerables.

El nombre de la fundación nace de ese vocablo indígena que traduce «gente de canoas» o «gente del agua», y fusiona el gentilicio «guaro» de Barquisimeto con el nombre del pueblo «warao» del oriente venezolano, al que extiende su mano con una logística extraordinaria y un corazón tan grande que su impacto trasciende las etnias indígenas hasta satisfacer las necesidades de pueblos rurales.

Este voluntariado fundado por la abogada, Gloria Álvarez y los doctores, Julia y Raúl Arocha, crece y mantiene sus principios. La pandemia de covid-19 en 2020 solo implicó un breve receso, tras el cual retomaron sus labores con la vitalidad de esos futuros profesionales de la salud que se identifican con la sensibilidad y humanidad promovida desde NaWaraos, así como de todos los corazones unidos por el latido de la solidaridad.

NaWaraos: la fundación con un voluntariado que crece

Origen de NaWaraos

Este «motor» se encendió el 21 de septiembre de 2016, y al poco tiempo sus 24 miembros se multiplicaron gracias a las buenas causas, hasta superar los 120 voluntarios en la actualidad.

Este ha sido un crecimiento significativo desde aquel primer operativo en Caño Guamal, estado Monagas, donde se realizaron 850 consultas a 500 indígenas waraos. Luego, llegaron al Delta del Orinoco, a la comunidad Nabasanuka, en la desembocadura del Océano Atlántico, donde se sumaron 11 pediatras de Tucupita, alcanzando los 57 médicos, y posteriormente se aproximaron a los 90, continuando así su crecimiento progresivo.

No sólo fueron pioneros en realizar cirugías en esta zona selvática gracias al doctor Gerardo Sánchez, sino que en nueve años ya superan las 1.900 intervenciones quirúrgicas y más de 33 mil consultas.

NaWaraos: la fundación con un voluntariado que crece

La mayor fuerza es promovida por 80% de personal médico, incluyendo aquellos que se graduaron en simultáneo y que no se puso límites, porque comprendió la necesidad de unir fuerzas con el Estado, sector privado y particulares. Conforman 16 especialidades, algunas con más doctores como pediatría y odontología, de acuerdo al operativo para zonas indígenas o rurales.

Los grandes baluartes son los estudiantes de los últimos años de medicina. En los primeros viajes, la actual secretaria de la junta directiva cursaba el tercer año y actualmente estudia el posgrado. Un grupo que suele integrarse a partir del tercer año de la carrera, adquiriendo más experiencia y después son traumatólogos, urólogos, entre otras especialidades. Toda esa juventud y esos deseos de ofrecer salud son el potencial preciado que mueve a estos servidores.

Álvarez, fundadora y coordinadora de Logística, ha tenido varios cómplices desde aquella idea que nació en 2015, cuando una aventura de turismo los lleva a descubrir las precarias condiciones en que vivían comunidades indígenas. Fueron más allá de contemplar las maravillas naturales del país y se propusieron ayudar con atención médica, por el derecho a la salud, principalmente para combatir enfermedades en la piel y gastrointestinales.

NaWaraos: la fundación con un voluntariado que crece

Asumen a la solidaridad como el valor fundamental que aplican en sus casas, con vecinos y población en general. «A veces uno siente qué es catequizar, no en religión, sino en principios y hasta aprendiendo de la solidaridad de esas comunidades, lo cual nos alimenta el espíritu», indica Álvarez.

Se complacen porque consideran que ser NaWaraos es contagioso, todos con el deseo de ayudar y desprenderse de la zona de confort, cuando numerosos voluntarios deben acomodarse en una escuela, dormir en salones y en hamacas, así como bañarse en duchas portátiles.

«Es una fuerza tan valiosa, desde aquellos ayudando a descargar un camión, conseguir medicinas y ser portavoces de nuestra función«, exclama Álvarez, recordando que varios tenían sus maletas listas para irse del país, pero sintiendo tal llamado, prefirieron quedarse y los que lograron irse, también sirven de apoyo desde cualquier país.

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Desde extracción dental hasta odontopediatría

El odontólogo Gustavo Báez es vicepresidente de Nawaraos y fue uno de los primeros de su especialidad, conmovido por casos de indígenas que pasaban gran parte de su vida con dolor por caries y lamentando inicialmente eran mayoría de extracciones de piezas dentales. Pero el equipo tuvo más servidores y hasta los niños eran referidos a odontopediatras.

Explica que es una coordinación que cuenta con cirugía, odontología general y odontopediatría, siendo una de las especialidades con más demanda. Los adultos solicitan prótesis y la meta es contar con técnicos dentales que puedan realizar removibles en el sitio.

«Se me acercó una anciana y me preguntó: tú sabes ¿cómo nos arreglamos los dolores de muela? Y me regaló un collar de semillas agua de lluvia«, y explicó a Báez que esa semilla es difícil de conseguir en la selva. Solo con ponerse el collar se calmaba. Se sentían instrumentos de Dios al traer alivio.

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Una fundación movida por mística

El doctor Raúl Arocha, presidente de NaWaraos, se complace de que en 2019 habían practicado nueve operativos macro, atendiendo casos complejos de odontología, hernias, histerectomía, entre otros, en el oriente del país. Además de otros exclusivos de cirugía en los municipios Torres, Jiménez e Iribarren de Lara, así como aquellos de menor escala de consultas para estudiantes de la escuela de Medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).

Una cobertura a nivel nacional y local, con su equipo humano y aparatos de laboratorio, enfermería, quirúrgicos y de logística, adapta escenarios como salones de clases para la debida evaluación preoperatoria y confirmar a los pacientes que serán atendidos por el equipo quirúrgico, compuesto por anestesiólogo, cardiólogo, internista, ecografista y cirujano.

«Debido a la responsabilidad de minimizar riesgos, no aplica a pacientes oncológicos por las posibles complicaciones«, dice Arocha sobre el profesionalismo en ambientes que cumplían con el estándar de las cirugías, con una temperatura bien fría para evitar la proliferación bacteriana, gracias a aires acondicionados de hasta seis toneladas, bombonas de oxígeno, máquinas de anestesia, iluminación y asepsia.

Respetan la logística mediante coordinaciones en odontología, medicina (incluyendo especialidades), cirugía (con equipo completo), bioanálisis (incluido el parasitólogo, Luis Traviezo), ultrasonido, psicología y farmacia, lo que facilita el tratamiento. Además, su cocina va más allá de alimentar los voluntarios, pues comparten un almuerzo comunitario con todos los atendidos en cada operativo.

Es un concepto tan integral que cuenta con coordinación agrosanitaria, agrónomos y veterinarios para capacitar a la población en cultivos y consultas sobre sus animales.

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Les llena de satisfacción poder ayudar

Los directivos sonríen cuando se les pregunta acerca de cuál ha sido la remuneración, complacidos indican que es una atención totalmente gratuita, siendo el resultado de una obra desinteresada y que puede satisfacerse con una sonrisa de agradecimiento del paciente.

Señala Gloria Álvarez que es indescriptible la reacción de una paciente que tenía varios años padeciendo por un mioma y resulta que cuando es intervenida por el equipo de NaWaraos descubren que pesaba cuatro kilos. Ella no lo creía y no encontraba manera para agradecer su recuperación.

De allí que lo asumen como un abordaje preventivo, porque logrando descartar enfermedades y otras anomalías, estas comunidades tan vulnerables pueden volver a gozar de calidad de vida.

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«Un abrazo y hasta una piña han sido las recompensas más valiosas que hemos recibido«, confiesa Álvarez, pero con todo el cariño del mundo, porque se sienten como un renacer, más aún cuando se trata de comunidades inmersas en la selva. De allí, que se aseguran de llevar hasta las provisiones farmacéuticas, reconociendo las limitaciones económicas y de poder ubicar alguna farmacia.

Responden a las necesidades y tratan de cubrir todos los aspectos para crear un ambiente saludable.

Siempre buscan la forma de generar fondos

Las colaboraciones siempre son bien recibidas, pero menciona Álvarez que acostumbran realizar rifas, incluso venta de obras donadas por el maestro Armando Villalón, venta de obsequios para el Día de la Madre y así se organizan para multiplicar los recursos que disponen para la obra social.

La actividad más próxima es para mediados de este año, cuando atenderán en consultas a profesores jubilados de la UCLA. Siempre están dispuestos a contribuir con este tipo de jornadas y contar con los recursos para organizar otro operativo macro con intervenciones quirúrgicas.

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