La musa se alimenta del aroma cálido de la madera, como una invitación abierta a jugar con las formas y proporciones. Es el universo de los artistas plásticos o artesanos, quienes transforman un simple rolo o un trozo que se creía de desecho en obras de arte con sello personal. Así se refugian en la libertad de un taller, porque más allá de ser una fuente de ingreso representa la serenidad en cada moldeado, el ingenio de ser auténticos y la satisfacción de dar vida a cada uno de sus conceptos.
Son creadores acostumbrados al polvillo que emana el cedro o caoba, como las maderas predilectas siendo más fácil de moldear, la sobriedad de los tonos y durabilidad. Recuerdan cada Día de San José en alusión al apasionado trabajo con la madera y sus matices que les permite inspirarse de lo sagrado a lo cotidiano. Un trabajo constante para mantener sus reservas en piezas para exposiciones de arte, con fines decorativos y algunos funcionales para definir espacios residenciales o corporativos.
Cirilo Rodríguez es un reconocido artista plástico con más de 45 años dedicados a esculpir la madera, mereciendo máximas distinciones como Premio Certamen Mayor de las Artes 2006 y Premio Nacional de Cultura, mención Artesanía 2020. «Uno nace con ese amor, más aún creciendo como principal admirador de las piezas de mi abuela, excelente alfarera», dice quien aprovecha los rolos y cuidadosamente les retira la corteza. Trasciende del lienzo porque toma sus gubias y un mazo, definiendo las proporciones y luego procede a lijar. De ser necesario, le vacía yeso y comienza a pintar, pero también puede dejarla al natural y simplemente aplicando un ligero brillo.
Baragua es su terruño natal, por lo que en la parroquia Xaguas del municipio Urdaneta de Lara, realizó una de sus obras de mayor dimensión, sin descuidar su preferencia por la Divina Pastora, nacimientos y otras imágenes religiosas. La plaza que da la bienvenida tiene a un indígena de tamaño humano en honor a las raíces ancestrales en esta población. Además de una cabra sobre un pedestal, relacionada a la producción caprina que distingue a este municipio.
Siente que el tiempo se detiene mientras trabaja en la frescura de su taller, en el solar de su casa cerca de la avenida Fuerzas Armadas, al oeste de Barquisimeto. Sigue atento a cualquier encargo de obras y a colectivas, tal como participó recientemente en la sede de Concultura. Mientras en la Galería de Arte Nacional, en Caracas, se exhibe «Tamunangue», siendo una pareja de bailadores acompañados por el conjunto de músicos con cuatro, tambora y maracas.
Artista de la madera
Servio Tulio Alvarado es un reconocido arquitecto en Lara y también disfruta al máximo, siendo un artista plástico con un estilo que va desde lo sagrado hasta lo obsceno, a partir de los elementos terrenales de la cotidianidad. Estudió pintura, escultura y artes sobre metales en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar, teniendo al gran mentor José Requena.
Saca provecho del lenguaje plástico y recupera aquellos trozos, casi astillas tiradas como desechos, para una extraordinaria combinación de madera con metales. Son conceptos únicos y llamativos por la incorporación de hierro, cobre o aluminio, tal como sorprendió con dos obras de la Divina Pastora en exposición colectiva realizada en un reconocido hotel en el este de Barquisimeto. Una que fue pintada sobre una tapa de una pipa y otra totalmente monocromática, en marrón. Su próxima exposición será en un museo de Europa.
«El arte es mi escape, ese momento de descanso y que se alimenta de la imaginación», exclama Gustavo Jiménez, servidor público y artesano que disfruta de la libertad sentida en su taller en Río Claro. Ha realizado bastones y aprovechando esas ramas en forma de horquetas que dan vida al cuerpo de Jesucristo con brazos alzados, de ese episodio bíblico.
También se inspira en Simón Bolívar, visto como la identidad patria. Tiene varias obras de ese estilo para la próxima colectiva en la Galería José Requena, en el Palacio Municipal de Iribarren.