El papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia papal de este miércoles 25 de septiembre a hablar del diablo, explicando que es difícil saber cuándo es él en los casos particulares, por lo que la Iglesia es muy prudente y estricta en el ejercicio del exorcismo, a diferencia de lo que ocurre, por desgracia, en ciertas películas que tratan el tema de manera distorsionada de lo que ocurre en la realidad.
Durante su mensaje, el santo Padre explicó que existe un extraño fenómeno que es negar la existencia del diablo, pero que «el mayor truco del diablo es hacer creer que no existe», como escribió Charles Baudelaire.
«Nuestro mundo tecnológico y secularizado está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas. Y expulsado de la puerta, el diablo ha vuelto a entrar, podría decirse, por la ventana», advirtió el máximo jerarca del catolicismo.
Mientras que sostenía que «expulsado de la fe, (el demonio) vuelve a entrar con la superstición», por lo que «si tú eres supersticioso inconscientemente estás dialogando con el diablo y con el diablo no se habla» exhortó el sacerdote a toda la audiencia que lo acompañó.
Iglesia trata exorcismos de manera prudente
Subrayó además que «es cierto que el diablo está presente y activo en ciertas formas extremas e inhumanas de mal y maldad que vemos a nuestro alrededor», pero que es imposible saber «con precisión dónde termina su acción y donde comienza nuestra propia maldad», y por tanto la Iglesia actúa con prudencia sobre los exorcismos.
Y agregó que existen muchas maneras de «caer en la trampa del diablo» y citó, como ejemplo, «la pornografía en Internet, detrás de la cual hay un mercado muy floreciente y se trata de un fenómeno fuertemente extendido del que los cristianos deben, de todas formas, precaverse y rechazar enérgicamente».
Concluyó pidiendo a los fieles que la presencia del diablo «no debe desanimarlos» pues «Cristo ha vencido al diablo y nos ha dado el Espíritu Santo para hacer nuestra su victoria».