sábado, 23 noviembre 2024
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Tablas en Saint-Etienne

Agencias | La Prensa.- Croacia iba camino de presentar su candidatura al título, de confirmarse como la gran revelación del torneo hasta que apareció Vida. Su central, impecable durante todo el partido, dejó en bandeja a los checos la culminación de una remontada ‘in extremis’. Los goles de Perisic y Rakitic fueron neutralizados con un cabezazo de Skoda y el penalti decisivo que Necid se encargó de ejecutar. Como se suele decir, hay vida hasta el final.

En Saint-Etienne se vivió uno de esos días inexplicables que provocan que este deporte despierte pasiones desbocadas. Difícil explicar como los checos salieron vivos del Geoffroy-Guichard. Croacia fue infinitamente superior, hizo todo lo necesario para ganar pero acabó pidiendo la hora para no salir derrotada. Los checos se subieron al tiovivo y recuperaron la sonrisa mientras su rival salía despedido contra el suelo. El golpe, anímicamente, fue durísimo.

Hasta el minuto 75 de partido sólo hubo un equipo sobre el terreno de juego. Modric sacó la batuta y se puso a dirigir un equipo perfectamente orquestado. Rakitic se suelta más con un equipo en el que se sabe primer espada y todos trabajan al unísono. Esfuerzo y calidad unidos por un bien común.

La República Checa se vio sobrepasada por la avalancha croata. Rosicky está físicamente muy justo y hoy la defensa checa no fue el muro infranqueable que se levantó contra España. De hecho, los dos goles croatas llegaron por sendas pérdidas de balón en la salida de los checos. En la primera, Perisiccruzó ante la estirada de Cech e hizo efectivo el dominio de los hombres de Ante Cacic.

Sin apenas síntomas de reacción, el combinado checo sufrió otro golpe que se antojaba mortal a los pocos minutos del segundo acto. Otro balón perdido de manera inoportuna permitió a Brozovic asistir a Rakitic, que levantó el balón ante la salida de Cech. 0-2 y a otra cosa.

El partido invitaba a relajarse y unas pequeñas molestias llevaron a Modric al banquillo. El partido estaba controlado y no había necesidad de arriesgar. Casualidad o no, fue desaparecer el centrocampista del Madrid y crecer la República Checa. Vrba sacó a sus dos torres, Skoda y Necid, y el partido cambió de rumbo. Un chispazo de Rosicky encontró a Skoda, que mandó el balón a la escuadra con un certero cabezazo. Quedaban 15 minutos y el partido, para sorpresa de muchos, aún no había terminado.

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