Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El cáncer de cuello uterino es considerado como la segunda causa de muerte en mujeres en Venezuela y avanza entre jóvenes. Según la Sociedad Anticancerosa Venezolana (SAV) murieron más de 2 mil pacientes y superaban los 5 mil diagnósticos en 2021. Desde el añ;o pasado han insistido en la necesidad de recuperar el diagnóstico precoz e implementar el programa de vacunación contra el virus de papiloma humano (VPH) que posiblemente se concretaría a mediados de 2023 y así evitar ese promedio superior a 30% de incidencia, que se estima desde la consulta privada.
Para 2020, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advertía este flagelo del cáncer de cuello uterino en América Latina con más de 56 mil diagnósticos y ascendían a más de 28 mil decesos. Mientras la SAV lamentaba esa arremetida del cáncer en general a nivel nacional, con más de 30 mil muertes al añ;o y en cuello uterino con el segundo sitial, después de mama.
Una de las luces para avanzar en la prevención sería con la aplicación de la vacuna contra el VPH, pero que solo se consigue en privado a más de $100 por dosis. La espera ha sido larga para incluirla en el Programa Ampliado de Inmunización y sea más accesible a la población. Ni siquiera porque el llamado empezó desde 2006 por la SAV junto a la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, al recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) exige la prioridad en la cobertura del 90% de niñ;as entre los 9 y 14 añ;os.
Según la ginecobstetra Rhona Palacios, existe una incidencia en VPH que supera el 30% en la relación de consultas privadas. Le preocupa la frecuencia y que por ser asintomático avanza de manera silenciosa, ante la ausencia del control pertinente. Señ;ala que el promedio de pacientes contagiadas eran mayores de 40 añ;os, pero con la iniciación sexual temprana se tienen adolescentes, quienes ignoran estar infectados y el virus sin vigilancia termine transformándose en esta enfermedad crónica.
Lo importante es revertir la evolución, controlando desde el retiro a tiempo de las lesiones premalignas y mantener su vigilancia. Una observación compartida por el ginecobstetra Carlos Cabrera, al referir el problema que «se han acortado los tiempos», con pacientes desconociendo que los tipos 16, 21 y 33 son más propensos a terminar en cáncer. La confirmación ayuda en la eliminación de lesiones, tratamiento y hasta la pertinencia de la histerectomía, la cual extirpa al útero y cuello uterino.
Coinciden que se necesita la vacuna contra el VPH más accesible, cuyas presentaciones han incluido más serotipos. Señ;alan que la más comercial es Gardasil tetravalente y nonavalente (4 y 9 serotipos), con precios desde $100 y $230. La de mayor alcance es la más costosa y es difícil cubrir ese monto en las tres dosis que se ameritan.
En esa necesidad de prevención, el ginecobstetra Rigoberto Nuñ;ez refiere asumir la rutina del control integral cada 6 meses y profundizar más allá de la citología. La observación y palpación del especialista es indispensable, cuyos resultados de la citología pueden llevar al análisis por colposcopia y determinar con biopsias. Al conseguir lesiones, se pueden eliminar y queda el compromiso del constante chequeo médico del paciente.
Lamenta los temores en adolescentes y jóvenes, al considerar la citología como un examen incómodo. De allí, que sea una evaluación con calma y preferiblemente luego de que la paciente haya orinado, para evitar alguna presión.
Los expertos recomiendan la protección con preservativos y sexualidad responsable, más allá de temor del embarazo.
