Ana León | LA PRENSA.- Imaginen por un momento que planean el cumpleaños de uno de sus hijos y deciden festejarlo por todo lo alto, pero al consultar los precios de cada cosa necesaria para la fiesta (desde el festejo hasta los cotillones) la ilusión se estrella estrepitosamente.
Y es que la tradición de tener, por lo mínimo, un cumpleaños con piñata, payasos, golosinas, refrescos, concursos premiados y la torta con gelatina puede costar 65 mil 760 bolívares haciendo un cálculo estimado con 12 invitados.
“Antes mi esposa y yo solíamos hacer un pote donde metíamos dinero que íbamos utilizando para comprar poco a poco las cosas de la fiesta de nuestros chamos. Lo intentamos hacer este año y terminamos gastándolo en comida. Lo sueldos no nos dan para nada”, es la confesión de Orlando López quien es uno que cumplía, con esfuerzo, la costumbre de festejar con sus hijos.
A pesar de que muchos duran hasta un año reuniendo para no perder esta tradición, confiesan que el alto precio de los insumos para festejar están caro y colocan el ejemplo de una torta personalizada de dos kilos que puede tener un valor de 12 mil bolívares. Lo que equivale (en base al sueldo mínimo) a casi un mes de trabajo.
“Este año no creo que haremos fiesta para el menor de mis hijos porque la cosa está muy difícil. Lo que ando cuadrándole es un tortica que le voy a hacer con los más allegados a la familia. Una reunión intima”, especificó Ivonne Sira otra consultada.
Pero así como los inflados costos de los productos amenaza con quebrar los tradicionales cumpleaños infantiles, los padres también informan que afloran.
las famosas reuniones de “traje” y no precisamente esas donde tienen que ir vestidos elegantemente pues si los miembros de la familia colaboran se ahorran un realero hasta en pasapalos pues una bandeja de 100 tequeños puede costar más de Bs. 5 mil 200 bolívares.
“Mis hijos hacen lo que pueden para las fiestas de mis nietos porque todo está muy caro. Ahorita lo que hacemos mi esposa y yo es contribuir con el estómago. Vamos a disfrutar de los nietos y la comida que sirven en las fiestas”, dijo entre risas Jesús Graterón.
La expresión de Graterón se refiere a lo sabroso que se podría sentir cuando acudía a impelable mesa de dulces donde se degustaba pasta seca, polvorosas y palmeritas pero una bandejita de esos dulces tiene un valor de Bs. 3 mil 900 y apenas contiene 12 piezas.
Varios de los consultados han confesado que sacrifican algunas cosas que normalmente se hacían para gastar lo menos posibles. Por ejemplo, ya no hacen la entrega física de las invitaciones que cuestan 400 bolos un paquete de 10 unidades.
Ahora hacen la convocatoria de forma digital por correo electrónico o a través de un mensaje multimedia por celular.
Otro descarte que se aplica es alquilar un local para desarrollar el festejo. Muy pocos informaron que prefieren hacerlo en casa y cuando se trata de alquilar sillas y mesones también aplican “el poquito porque es más bonito”.
También hay madres que sacan a relucir la artista que llevan por dentro y a la hora de decorar ellas se encargan de hacer de forma manual los cotillones, chupeteros entre otras cosas.
Para el bolsillo del venezolano es una inversión difícil, pues todos los cobritos que invierten suelen hacerlo en comida u otros enceres necesarios para poder cubrir las necesidades básicas.
“Por los niños haríamos cualquier sacrificio. Hasta gastar un poco más de nuestro presupuesto para darles un rato diferente a los chamos”, comentó Rafael Romero.