Osman Rojas | LA PRENSA.- “Todos los días hay algo nuevo para preocuparse”, con esas palabras el padre Teófilo Calvo, director del Pequeño Cottolengo Don Orione, definió la situación actual del centro médico que acoge a 108 pacientes con discapacidad que no pueden cumplir su tratamiento debido a la escasez de medicamentos que hay en Venezuela.
Cada vez es peor el tema de la escasez, aquí en el Cottolengo no sabemos qué hacer para conseguirle medicamentos a los pacientes porque en ninguna parte hay. Los enfermos están padeciendo, especialmente aquellos que sufren de convulsiones que son los que más afectados se ven por la escasez”, lamenta el padre Calvo.
Según relata el director de la institución, medicamentos como el fenobarbital o el Tegretol no se volvieron a ver desde que arrancó el año lo que dificulta la operatividad del centro médico.
Además de lidiar con la ausencia de anticonvulsivos, en el Cottolengo sufren para poder alimentar a los pacientes, pues no dependen de ninguna institución y ninguna cooperativa los surte de comida.
Es inútil que vayamos a hacer la cola para comprar un kilo de pasta y dos harinas. Aquí son 108 pacientes más los empleados los que deben comer y si no se compra por bultos no sirve. Nosotros hacemos el esfuerzo y con potazos recogemos dinero para la alimentación”.
Una situación parecida a la del Cottolengo vive el Hogar de Niños Impedidos (Honim).
Aquí comprar comida es un dolor de cabeza. La época en la que la despensa estaba full por las donaciones se acabó, ahora se resuelve el día a día”. Señaló uno de los trabajadores de la institución, que no quiso revelar su nombre por cuestión de seguridad.