Osman Rojas | La Prensa-. Visitar farmacias se ha convertido en el nuevo oficio de Carlos Antonio Peraza, un señor de 65 años de edad que sufre de hipertensión y que diariamente recorre las droguerías del estado Lara en busca de la pastilla Losartán Potásico, pero casi siempre regresa a su casa con las manos vacías.
“La última vez que la compré fue hace tres meses”, lamenta el señor, recostado en un banco de la plaza San José, mientras añade que “me cuido en exceso de la comida y evito pasar rabias para que no se me suba la tensión”.
Parecida es la historia de Lucas Medina, paciente renal que se practicó un transplante de riñón hace poco más de dos años y que no consigue por ninguna parte la Myfortic, medicamento necesario para que su organismo no rechace el transplante.
“Hace más de un año que el medicamento no llega a las farmacias. El gobierno empezó a mandar los tratamientos al Seguro Social, pero ya pasaron seis meses del último envío”, dice Medina con preocupación.
Como estos hay cientos de personas con enfermedades crónicas o degenerativas que se encuentran contra las cuerdas por la escasez de medicamentos que hay en el país.
“Los enfermos vamos a terminar muriendo por culpa de este gobierno”, rezonga con rabia Medina, segundos antes de subirse en su carro para continuar con el peregrinaje de farmacias en busca de su tratamiento.
Según los números que maneja la Federación Farmacéutica Venezolana, en el país hay una escasez de 90% de medicamentos.
“Aquellos pacientes que obligatoriamente necesiten un tratamiento van a tener que mandarlo a buscar fuera del país porque los laboratorios se están yendo de Venezuela”, contó en días pasados Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, vía telefónica.
La dramática situación que hay actualmente con la escasez de medicamentos tiene preocupados a los especialistas. César Rivas, coordinador del grupo Lara Entera por la Salud, opina que se está vulnerando el derecho a la vida de los venezolanos y asegura que las emergencias de los centros de salud viven repletas por “la crisis humanitaria”.
“Uno mide el nivel en el que estamos cuando vemos las condiciones en la que llegan los pacientes a las emergencias. La cantidad de personas que ingresan por infartos o ACV se ha triplicado en los últimos tres meses y cuando uno habla con la familia todos dicen que no se estaba tomando el medicamento porque no lo conseguían”, suelta Rivas con indignación.
Para el especialista, los pacientes con hipertensión son los que más se han visto afectados con la crisis, pues, además de lidiar con la ausencia de fármacos en las droguerías, la escasez hace que las personas vivan en constante estrés.
“La hipertensión es algo muy delicado. La falta de tratamiento puede generar un infarto”, concluye Rivas.
Para contrarrestar la escasez, muchos pacientes están tomando el tratamiento de forma interdiaria o picando la pastilla por la mitad, aunque los especialistas consideran que esto en lugar de traer beneficios, degenera más la condición del enfermo.
Antonio Di Scallo, internista, explica que cuando una persona no consume el tratamiento de forma correcta no controla la enfermedad y eso a la larga puede traer complicaciones mortales.
“Ninguna enfermedad se puede descuidar y lo que muchos no saben es que tomar medicamentos un día sí y uno no vulneraliza el organismo. Tampoco es recomendable picar la pastilla porque la dosis necesaria no está siendo suministrada”, contó Di Scallo.