Edy Pérez Alvarado | LA PRENSA.- Muertos de hambre. Los reos decapitados en los calabozos de la 30, Miguel Ángel Gutiérrez Catarí (20) y Edixón José Chirinos Chirinos (25), estaban en el hueso. Ambos se la pasaban robando comida para poder sobrevivir en el encierro. Los habían pillado en varias ocasiones y los tenían fichados como rateros o “bataneros”, como les dicen en el argot carcelario.
Esta versión la dieron vía telefónica unos reos que se comunicaron ayer en la mañana con La Prensa. Aseguraron que es falso que delataron a sus compañeros con las autoridades, como se publicó ayer en este medio.
Los reos aseguran que a los dos les faltaban dedos de las manos. “Se los cortaron hace días, cuando los descubrieron comiendo alimentos ajenos”, aseguró uno de los presos. Pero el domingo en la mañana pillaron que Miguel Ángel estaba revisando unas bolsas de comida ajenas y tenía en los bolillos una harina de maíz mientras que Edixón se comió una conservas ajenas.
Los pranes (reos jefes en los calabozos), se cansaron de ellos y los ejecutaron a sangre fría. “Primero les dieron puñaladas y después empezaron a desmembrarlos, gritaban mucho”, recuerda el reo vía telefónica.
A los dos les tenían apodos. Los conocían como “Willow” y “Pancho”. Esta versión concuerda con la que dio Tania Catarí, tía de Miguel Ángel. Ella aseguró la mañana del lunes frente a morgue que su sobrino le rogaba para que ella le llevara comida. Aunque trataba de hacer semanalmente, había días que no tenía dinero o no encontraba comida para llevarle a su sobrino. “Tía tengo mucha hambre”, era lo que le repetía por teléfono cada vez que se comunicaban.
El director de seguridad y orden público, Edilberto León, habló la mañana del lunes en rueda de Prensa y declaró que considera que los crímenes se dan porque los reos no tienen lugar para recrearse ni estudiar.
“Les estamos violando el derecho a la educación para que luego sean reincertados a la sociedad”, aseguró León que plantea que los presos deben ser trasladados.