Joelis Sosa | LA PRENSA.- Agarran maleta y no precisamente por la situación del país sino por el colapso de cloacas. Vecinos del sector III de La Carucieña han optado por dejar sus casas solas por el desborde de aguas negras que los viene afectando desde hace más de seis meses.
“Mi mamá se fue a casa de mi hermana con mis cuatro hermanitos porque no aguantaban la podredumbre”, explica Rafael Peroza, quien aún está viviendo entre aguas negras dentro de su casa para no dejarla sola.
Así como Peroza se encuentran otras familias del sector que han emigrado por todos los problemas que les ha ocasionado este desborde. Elio Álvarez, cuenta que hace dos meses tuvo que mandar a sus hijas a casa de su mamá en San Lorenzo porque tenían hepatitis y con este tufo contaminante se podían complicar.
Al menos 20 familias de la comunidad se ven afectadas, dentro de sus casas sale el agua contaminada, ya ni sus baños pueden usar y por ello se van a casas de vecinos o familiares para poder hacer sus necesidades fisiológicas.
Residentes del sector están cansados de esperar a Hidrolara y es por ello que la mañana de ayer decidieron trancar el final de la avenida 2 con calle 21, donde con troncos y cauchos le frenaron el acceso a los carros y rutas que a diario transitan la zona.
Con está acción los vecinos pedían que se acercara la hidrológica del estado, porque aseguran que en cinco ocasiones el consejo comunal Bicentenario Siglo XXI, con parte de la comunidad se han acercado al ente y solo han sido atendidos en dos oportunidades, de las cuales aseguran que solo les dijeron que el reporte ya estaba hecho pero que no contaban con los recursos necesarios para reparar las cloacas.
“Estamos cansados de esperar y de que nos den una respuesta tan chimba como esa”, comenta Yoli García, que además señala que en la cuadra hay muchos niños y ancianos que se han enfermado por el foco contaminante.
Yohanna Chacón, otra de las perjudicadas comenta que ella y su mamá hace un mes estuvieron internadas en el seguro Pastor Oropeza por presentar una fuerte infección respiratoria de las cuales sus médicos reseñaron que era por los malos olores que ha estado percibiendo esta familia.
En este grupo familiar también se encuentra una joven de 15 años de edad quien presenta una infección en la piel, su madre Yohanna comenta que las cosas se les han complicado por la escasez de medicamentos.
Las familias afectadas han optado por abrir canales para que el agua salga y no quede empozada, otra de las opciones es lavar la casa dos veces al día, pero un problema genera otro porque aseguran que deben comprar un litro de cloro diario cosa que les ha pegado fuertemente en el bolsillo.
Otros vecinos se encierran y tapan sus ventanas con toallas o telas gruesas para evitar el olor dentro de sus casas.