Joelis Sosa | LA PRENSA.- Mariana Hernández, madre soltera de 2 pequeños, uno de cinco meses y otro de siete años, diabética e inhabilitada para trabajar por su estado de salud, es quien lleva el rol de su familia, pues vive con su madre de 72 años de edad, y sus dos hijos en la carrera 26 con calles 32 y 33, llamada “zona de silencio” donde no ha llegado ni la primera vez la bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Hernández confiesa que para alimentar a los suyos se las debe ingeniar, porque a pesar de su estado de salud, se rebusca vendiendo tostones y cigarros en su casa y zonas cercanas. Explica que para comer debe hacer colas, llevar empujones y hasta maltratos verbales de los llamados “bachaqueros”.
A pesar de tener abastos asiáticos cercanos a su casa, pasa por esta odisea para adquirir algún producto. Cuenta que su día a día se basa en levantarse bien temprano, preparar el desayuno, (cuando tiene qué cocinar), explica que no todos los días cuenta con esa suerte. Luego se va a recorrer calles cercanas a su casa, donde aprovecha de vender sus tostones. Esta mujer de 36 años de edad espera con ansias los martes, -día que le toca comprar por su terminal de cédula-, para hacer la respectiva cola en el supermercado “La Tía”.
Llego bien temprano a hacer mi cola, pero así llegue de madrugada siempre nos toca un número alto porque en todos los abastos son los bachaqueros los que compran de primero”, afirma Hernández, que además destaca que los productos que adquieren en el abasto no son suficientes para mantener la barriga llena de su familia durante una semana, menciona que cada martes compra entre dos a tres productos, “si es que queda porque los bachaqueros se lo llevan todo”, rezonga.
Así como Hernández se encuentran los vecinos de esta zona, quienes aseguran que para matar el hambre deben comprar productos “bachaqueados”. “Diario gasto 7 mil bolívares entre una harina, un arroz y una pasta, para salvar las tres comidas, esto sin añadirle el costo entre carnes y queso”, afirma María Sánchez quien reside en la carrera 16 con calle 36, señala que se las debe ingeniar con verduras para poder alimentar a los suyos y tener a diario al menos Bs. 15 mil.
Diferentes sectores de Barquisimeto sufren con esta situación, pero los más afectados son quienes viven en el centro de la ciudad y zonas aledañas, que desde abril, que se inició la organización popular donde las propias comunidades se debían abastecer con la modalidad de entrega de productos casa por casa -propuesta por el presidente Nicolás Maduro donde aclaraba que ninguna familia se quedaría sin comprar- ,no han adquirido ni la primera bolsa de comida de los Clap.
Las respuestas recibidas por estas comunidades son que por estar en lugares céntricos donde hay abastos pueden adquirir productos, otra es que en estos lugares no viven personas de pobreza extrema y también por no apoyar al Gobierno. “Representantes del Clap nos dijeron que no nos tocaban las bolsas porque la comunidad es opositora al Gobierno de Maduro”, expresó con molestia Hernán Vásquez, vecino de la calle 24 con carrera 25.
Vásquez destaca que en diferentes oportunidades han sido censados por los miembros de los Clap de su zona pero en ningún momento han recibido nada.“Aquí el que no sale a la calle y hace cola no come, la comunidad no es tomada en cuenta”, declara.
En el barrio Mario Briceño Iragorry, al este de la ciudad, se presenta la misma situación, Edwin Hevia señala que a su casa no han comprado la bolsa ni la primera vez, asegura que la venta de las bolsas los miembros de los Clap la hacen a dedos y mirando el color político.
En otras comunidades han comprado una sola vez. “La primera y última vez que compramos la bolsa costó 500 bolívares, fue en mayo de este año”, recuerda Mónica Santos, quien reside en el barrio Japón y explica con precisión lo que contenía esa única bolsa que llegó a la comunidad. “1 kilo de leche y de caraotas, 1 litro de aceite y una harina traía sólo eso”, dice. Explica que en su casa se han convertido en vegetarianos, pues compran verduras y hortalizas para poder comer, su familia se niega a pagar a precio bachaqueado.
Desde la carrera 1 de la comunidad Brisas del Aeropuerto hasta la avenida Libertador y la calle 60 hasta el la urbanización Colinas de Santa Rosa, de Barquisimeto no son abastecidos por los Clap, estas comunidades consultadas por La Prensa coinciden en la respuesta recibida en el Ministerio de Comunas, pues aseguran que por pertenecer a zonas céntricas de la ciudad y tener abastos cercanos a sus casas no optarán por la venta de las bolsas.
Manzaneras a riesgo
En los sectores que sí llegan las bolsas con los productos regulados, la queja es otra, pues la recolección del dinero para la compra de estos productos la hace la misma comunidad, en cada cuadra hay una persona encargada de recoger el dinero, a quienes se les llama “manzaneras”, quienes admiten que les da miedo tener tanto dinero en su casa, por ello buscan la manera de cambiar de lugar cada mes; para despistar a los choros.
Recogemos ese dinero con el riesgo de ser atracados, hasta nuestra vida corre peligro, es un gran sacrificio”, dice Amelia Ferrer, una manzanera de la comunidad Simón Rodríguez, al oeste de la ciudad, cuenta que hace tres meses una de sus compañeras perteneciente a una de las manzana de su barriada fue atracada en su rancho, ubicado en el mismo sector. Dos malandros se llevaron 250 mil bolívares en efectivo y le dieron un golpe con el arma que tenían. El caso fue denunciado ante la fiscalía del Estado pero aún no han recibido respuesta.
Este es uno de los tantos casos que se presenta con la recolección del dinero, miembros de las comunidades se han organizado para evitar cualquier irregularidad, pero de esta manera solicitan que los entes policiales estén presente en sus sectores para que les presten apoyo, así como fue anunciado por el presidente Nicolás Maduro en una de las propuestas para mejorar este proyecto.