Isabella Delgado | LA PRENSA.- A la espera por una solución quedaron trece familias que perdieron sus casas luego de un aguacero que cayó el pasado miércoles en la ciudad. Los damnificados del barrio Santo Domingo que viven en un refugio aseguran que pasan hambre y solicitan a las entidades del gobierno una ayuda inmediata.
Un colaborador del refugio llamó a La Prensa en horas de la noche para informar que desde la mañana lo único que consumieron, tanto niños como adultos, fue un pan con mortadela.
“Aquí la están pasando mal los vecinos damnificados. El PSUV, la alcaldía y el CLAP prometieron ayudar a estas familias y no han venido a hacer nada. La comida donada duró un solo día y lo que queda es una cocina que no vale la pena encender porque no tienen qué comer”, decía el joven.