miércoles, 6 noviembre 2024
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Mercados municipales en segundo plano

William Croes | LA PRENSA.- La inflación de los alimentos estremeció los mercados mu­nicipales de Iribarren. La alter­nativa de comprar hortalizas, frutas, carnes y granos a un precio más asequible quedó atrás, puesto que en estos mo­delos de comercios también se ha sentido el alza de cada uno de los productos que confor­man la dieta de los venezola­nos.

Hace unos dos años atrás, la brecha de precios de los merca­dos municipales con otros co­mercios privados como cade­nas de supermercados, era abismal. A las personas les gustaba ir a los puestos de di­chos mercados porque se sen­tían atraídas por sus ofertas y la calidad de los productos. Ahora se ve un mercado un po­co más mermado en variedad y la calidad se paga cara.

En los mercados Bella Vista, San Juan y Terepaima el incre­mento general de los produc­tos en el 2016 fue superior al 300%, lo que representa un cla­ro reflejo del espiral inflaciona­rio en el que están sumergidos tantos consumidores como co­merciantes que ya no tienen las mismas ganancias de años anteriores y libran una lucha diaria para mantener sus pues­tos medianamente abasteci­dos.

Las hortalizas y carnes de mi restaurante siempre las he comprado aquí. A principios de año gastaba 25 mil bolívares diarios, y ahora paso los 90 mil y compro menos cantidad y va­riedad”, expresa Fátima Truji­llo, una señora que tiene más de 15 años visitando el merca­do Terepaima para armar el menú en su pequeño negocio de almuerzos ejecutivos.

Carnes, pollo y pescados es la línea de rubros que mayor au­mento registró en el año en los tres mercados más emblemáti­cos de la ciudad. A principios de año, el precio del pollo ente­ro era de Bs. 980, pero a final de año cerró en 3 mil 500 bolí­vares, un precio que lo alejó del consumo de los barquisi­metanos.

La carne de res en sus diver­sos cortes también tuvo un in­cremento considerable que es­pantó a los consumidores. Al inicio de año el kilo se conse­guía entre mil 500 y mil 800 bolívares, pero a principios de diciembre el precio se disparó a 4mil 800 y fue en paralelo al alza del dólar negro.

Los intermediarios nos fija­ron el precio, y nosotros lo que hemos hecho es en algunos cortos reducir el margen de ga­nancia, incluso por debajo del 30%, para que las personas se mantengan comprando”, ex­presa Marilyn Unda, represen­tante de los pequeños carnice­ros que aglutina a todos los vendedores de los mercados municipales.

Pero no todos los comercian­tes tienen espalda suficiente para disminuir sus márgenes de ganancias legales para man­tener precios atractivos. En el ramo de las hortalizas y frutas los precios dejaron de ser está­ticos y fluctuaron casi de ma­nera semanal. Las fallas en los insumos y el costo de las pie­zas de vehículos para el trasla­do de la mercancía jugaron en contra de los precios que fue­ron escalando la montaña in­flacionaria. Durante los 12 me­ses del año muy pocos precios bajaron y hasta la auyama que era lo más barato se puso por encima de los Bs. 300 por kilo­gramo.

Con el bolsillo de los larenses cada vez más vacíos a los co­merciantes no les queda más que recurrir a ofertas u ofertar productos más económicos que son por los que se inclina el gusto de los consumidores en este 2016.

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