Ana León | LA PRENSA.- Gabriela Velásquez asistía a sus clases regulares en el Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCLA (DAC). Estaba en medio de un examen importante, cuando un funcionario del personal de seguridad de la universidad entró al salón preocupado y les pidió que todos los alumnos salieran del aula, porque habían unos choros robando a mano armada a todos los que veían.
Detalla Gabriela que par de hombres encapuchados cruzaron la alcabala de seguridad del estacionamiento y con pistolas apuntaban a todos los estudiantes que estaba sentados en las mesas del estacionamiento.
Al ver salir a los estudiantes, los hombres se asustaron pues les superaban en número y salieron corriendo. Unos estudiantes se les pegaron atrás, estaban dispuestos a agarrarlos y golpearlos de ser posible, pero los hampones terminaron saltando las rejas de la entrada principal de la universidad y huyeron.
Gabriela llegó al estacionamiento y se encontró con sus compañeros frustrados y molestos. A unos los robaron y otros habían quedado parados en su sitio al ver a los encapuchados.
Esta historia se repite de muchas maneras diferentes en los decanatos de la UCLA. Se estima, según lo relatado por los estudiantes que fueron consultados por La Prensa, que alrededor de 30 robos pueden llegar a efectuarse mensualmente en todos los decanatos de la universidad, pero que el de Ciencias Económicas, Medicina y Agronomía es donde ocurren más hechos delictivos.
Según comentaban los universitarios, el modus operandi casi siempre es el mismo. Los ladrones entran a los planteles vestidos como cualquier otra persona, apuntan a los estudiantes, los despojan de laptos, tablas, celulares, dinero y hasta insumos de la universidad y luego huyen.
Algunos de los delincuentes se trasladan en vehículos y otros simplemente se van a pie hasta la parada más cercana, se montan en un ruta o rapidito y se van del lugar.
No sólo en el estacionamiento de los planteles los alumnos son robados. Los pasillos, las aulas, el comedor y las adyacencias de la universidad son blancos utilizados por los delincuentes para hacer sus fechorías en los decanatos.
“Hace poco estaba sentada en el pasillo de la universidad y se metió un hombre a robar. Unos estudiantes salieron a lincharlo, pero llegaron unos policías, lo agarraron y se lo llevaron”, relataba Mayerlín Jiménez, estudiante del DAC.
La vida universitaria se vuelve extremadamente difícil para estos chamos que con esfuerzo estudian en los decanatos e intentan mantener su educación al día. Dentro y fuera de la universidad los chamos son objeto de la delincuencia y eso perjudica sus estudios.
“A algunos de mis compañeros los han robado por la avenida Morán, por la parada del ruta 6, o camino a la avenida Venezuela”, revela José Pérez lo que evidencia que en cualquier zona cercana a las casas de estudio, también andan peligrando.
Hace un año, el Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales también fue blanco del malandraje. Unos tipos desarmados llegaron a robar en la universidad, pero como no pudieron hacer nada se fueron de la institución y cruzando la carrera 22 desaparecieron dejando un susto en los alumnos que habían captado sus intenciones.