Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Con una foto que sostiene en sus manos Lisbeth Ulacio espera que la policía atrape al asesino de su pareja Miguel Ángel Peroza Alvarado (26), quien fue asesinado el pasado 26 de septiembre de 2016, cuando salió a cazar iguanas en el cerro “Los Rosales” en Pavia.
Desde hace 6 meses Lisbeth no duerme tranquila y es que espera que caiga preso el asesino.
Miguel tenía la costumbre de caminar por los cerros de Pavia en compañía de su hijastro y amigo Rolando Tona (26), la mañana del lunes 25 de septiembre ambos salieron a cazar iguanas al cerro.
Cuando eran casi la una de la tarde Miguel y Rolando decidieron regresar a la casa, pues no tuvieron suerte con la cacería.
En el momento que bajaban por el cerro un hombre que cuidada chivos en un terreno, señala Lisbeth, le disparó a Miguel y a Rolando, al parecer el señor pensó que se trataban de unos robas chivos y por accionó el arma.
Miguel recibió dos disparos, mientras que Rolando uno sólo. Al parecer el hombre les disparó con una escopeta. Ambos amigos decidieron bajar el cerro heridos, pero Miguel se desmayó entonces como pudo Rolando bajó por el empinado cerro y pidió ayuda, él fue ingresado al Seguro Social, pero Miguel murió en el cerro.
“Yo sólo espero que se haga justicia, aún no he recibido respuesta y no quiero que la muerte de Miguel quede impune, él no era ningún delincuente”, comentaba mientras lloraba Lisbeth.
La mujer recordaba lo buen esposo que era, a pesar de las diferencias de edad que ella le llevaba, casi 20 años, el joven le demostró lo mucho que la quería.
Una humilde vivienda le construyó en Pavia, desde ese lugar Lisbeth espera cada día que se haga justicia.