José Daniel Sequera | LA PRENSA.- “Yo me gasto en una noche rumbeando como 20 mil bolos, y casi todos los fines lo hago, así sea un rato comparto con los panas”, expresa Fernando Parada mientras le está quitando pedazos de hielo a la botella de cerveza que recién le acaban de servir.
Y es que ahora para poder vacilarse una rumbita los fines de semana en algún sitios nocturnos de Barquisimeto, está bastante difícil pues la mayoría de personas que van a estos sitios, gastan como mínimo 25 mil bolívares lo que representa más del 50% del sueldo mínimo.
Lo que se gasta representa el pago de la entrada al sitio, el consumo de licor económico, el taxi si no tienen vehículo y la comida post-rumba que suele ser una arepa o un pepito como tradicionalmente lo hace el larense.
En el caso de las entradas, en algunos sitios como “W Bar”, el pago de la entrada y el consumo es separado, mientras que en donde se maneja barra libre, como la discoteca “Why Not”, la entrada es a un precio que oscila entre dos mil y 5 mil.
Para el consumo de bebidas, lo que más piden los rumberos son las cervezas y los servicios de ron. Una birra puede oscilar entre mil y 2 mil bolívares, mientras que un servicio de ron, el cual es usualmente pagado entre cuatro personas, va desde 30 mil bolívares hasta 45 mil bolívares, dejando así que por persona se paguen unos 9 mil bolívares aproximadamente.
Si no se posee carro, hay que apelar por un taxi y la tarifa mínima a horas de la madrugada es de 2 mil bolívares, dependiendo del sitio desde donde esté hasta el destino.
Sin embargo, personas encuestadas dicen que hay que hacen todo lo posible para poder salir un viernes en la noche, ya que se estresan mucho por sus trabajos o preocupaciones y lo que desean es poder echarse una fría.
“Si es para rumbear, siempre habrá plata”, dice José Silva, quien afirma que él va guardando dinero a lo largo de la semana para que no se le desajuste su presupuesto, además que el trata de ir más a bares o tascas, ya que en discotecas se gasta mucho más.
Por otro lado, la propietaria de la discoteca Why Not, quien prefirió quedar en el anonimato, comentó que a su discoteca la gente va a olvidar todos sus problemas.
“Este es un sitio donde vienen a dejar las penas en la pista de baile, aquí las personas son felices y dejan a un lado sus preocupaciones por unas cuantas horas”, resalta la mujer.
Debido a que el gasto para ir a un sitio nocturno ha aumentado, estos han podido sentir una fuerte caída en la asistencia. De acuerdo al testimonio de Humberto Diniz, encargado del Búnker del Este, que a pesar de ser un sitio con precios más solidarios que otros, han tenido un fuerte déficit de clientes.
“La baja de clientes en comparación a hace un año es de 50 por ciento, a pesar que llevamos 26 años en el mercado, la cosa está muy difícil”, asegura Diniz.
En el otro lado, Yerickson Manzanares, encargado de la discoteca Jaleo, dice que tratan de hacer todo lo posible para que el prestigio que tiene este sitio, no caiga.
“Nosotros damos la batalla, a veces hay fines buenos y otros no tanto, pero lo importante es seguir trabajando”, reveló Manzanares.