EFE | LA PRENSA.- El papa Francisco condenó este domingo con firmeza la guerra y el terrorismo durante la misa que presidió en el Vaticano este Domingo de Ramos, el mismo día en el que al menos 22 personas han muerto en un atentado en Egipto.
El papa presidió en la plaza de San Pedro del Vaticano la celebración litúrgica del Domingo de Ramos y la Pasión del Señor, con la que dio inicio a los ritos de Semana Santa.
En ella, realizó esta condena firme momentos después de producirse el atentado en el interior de una iglesia cristiana copta en la ciudad egipcia de Tanta, al norte de El Cairo.
Francisco envió sus condolencias a los familiares de las víctimas, a los heridos y a todo el país, y pidió que el Señor convierta “el corazón de las personas que siembran terror, violencia y muerte”, así como el de aquellos que “trafican con armas”.
No fue la única condena que realizó contra el terrorismo, Jorge Bergoglio también mencionó el atentado del pasado viernes en Estocolmo cuando un camión robado irrumpió en la principal calle peatonal de la capital sueca y causó 4 muertos.
“A la Virgen Santa confiamos las víctimas del ataque terrorista ocurrido el viernes en Estocolmo, así como aquellos que son sometidos a duras pruebas por la guerra, desgracia de la humanidad”, afirmó.
Ambas declaraciones se produjeron momentos antes del rezo del Ángelus dominical, pero también tuvo palabras en rechazo de la violencia durante la homilía que pronunció con motivo de la festividad del Domingo de Ramos.
Jesús -aseguró Francisco- está presente en aquellos que “sufren a causa de un trabajo esclavo, por los dramas familiares, por las enfermedades”, por “la guerra y el terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas” y también en aquellos que ven pisoteada “su dignidad” y se sienten “descartados”.
En esta festividad, en la que la Iglesia católica conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén, el papa también rememoró el entusiasmo de los discípulos que le acompañaron y también de la gente que se dejó contagiar por esta alegría.
No obstante, subrayó que esta alegría se convirtió en sufrimiento con la Pasión de Cristo, que a su vez dio paso a su Muerte y su Resurrección.
Apuntó a que entonces Jesús no era “un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta ‘new age’, un vendedor de humo”, sino un “Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión”.
Y lamentó el sufrimiento posterior que padeció, con “calumnias, ultrajes, engaños, traiciones, abandono, juicio inicuo, golpes, azotes, corona de espinas…” hasta el via crucis y la final crucifixión.
La celebración litúrgica comenzó en torno a las 10.00 horas locales (09.00 GMT) cuando Bergoglio llegó a la plaza vaticana a pie y se acercó hasta el obelisco central para ser testigo de la procesión de las palmas y las ramas de olivo, e impartir su bendición.
Posteriormente, caminó portando una palma en procesión hasta el altar ubicado ante la fachada principal de la Basílica de San Pedro, donde presidió la celebración de la Santa Misa de la Pasión del Señor.
Este Domingo de Ramos también es el día en el que se celebra la XXXII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que este año tiene lugar a nivel diocesano.
Los asistentes a la plaza vaticana pudieron ver hoy el traspaso de la Cruz Peregrina por parte de los jóvenes de Cracovia a los de Panamá, para que estos pongan rumbo hacia la JMJ que tendrán lugar en el país latinoamericano en 2019.
“Esta plaza vivirá dentro de poco un momento intenso, de horizontes abiertos”, anticipaba Francisco.
Al término de la celebración, Bergoglio recorrió la plaza vaticana en su papamóvil y saludó y bendijo a los presentes.