Osman Rojas | LA PRENSA.- Lo veían sin ánimo y apartado de sus amigos. No quería comer y se la pasaba solo. Los dolores de cabeza eran constantes y el sueño siempre lo invadía. “Ese muchacho está enfermo”, decía la abuela del infante a sus padres, pero estos no hacían caso.
Un mes aproximadamente pasó el niño presentando estos síntomas hasta que su abuela se cansó y se lo llevó al médico. El doctor vio al infante de ocho años y le mandó a hacer una serie de exámenes para descartar cualquier enfermedad. Los resultados comprobaron los temores de su abuela, el pequeño tenía anemia.
“Se iba a morir y nadie se daba cuenta”, fueron las palabras de Marta Durán, abuela del niño. Inmediatamente después de conocer el diagnóstico la familia llevó al pequeño al Hospital Pediátrico. Allí fue puesto en tratamiento y colocado bajo observación médica.
El caso de este niño es uno de los tantos que se registran en el centro infantil y es que, según contó la doctora Idabelis Arias, subdirectora del centro médico, el 30% de los niños que van al Agustín Zubillaga presenta anemia.
“Los niños no están comiendo bien y eso repercute en su salud. Ahora vemos cuadros de malnutrición que desembocan en este tipo de cosas”, lamentó la doctora. Arias se mostró preocupada por las condiciones en las que están creciendo los niños e hizo un llamado a las autoridades nacionales para que tomen cartas en el asunto de manera inmediata.
Infantes de cero a un año son los más afectados con la situación alimentaria porque sólo dependen de la lactancia materna y si la mamá no se alimenta bien el niño tampoco recibe nutrientes y tendrá problemas con la talla y con el peso.
“Una buena alimentación en el primer año de vida es muy importante. Eso hará que el pequeño pueda desarrollarse de manera neurológica con total normalidad. Cuando los infantes presentan problemas de nutrición y anemia en edades muy tempranas los riesgos de enfermedades crónicas aumentan”, dijo Arias.
Jorge Gaiti, director del Hospital Pediátrico, compartió la opinión de Arias y dijo que los niños están creciendo con problemas de aprendizaje debido a la situación. “Cuando pensamos en las consecuencias de la anemia vemos con tristeza y preocupación el futuro. Estos niños tendrán problemas de aprendizaje si no son puestos en tratamiento para controlar la enfermedad”, dijo.
El especialista explicó que cuando un niño tiene anemia la oxigenación no llega con normalidad a órganos como el cerebro o el corazón lo que pudiese complicar la vida del paciente. “No es nada más que el niño tiene desgano y pierde el apetito, el problema de la anemia va más allá”, dijo con preocupación el directivo.
Esta semana la Asociación Nacional de Enfermedades Crónicas reveló cifras alarmantes en cuanto al estado alimenticio de las personas. Según el boletín el 50% de la población venezolana tiene problemas de anemia siendo los niños menores de un año los más perjudicados.