Agencias | La Prensa.- Esa piedra de 340 kilogramos ha viajado por todo EE.UU., ha pasado semanas sumergida y la reclaman 10 personas, tres empresas y el Gobierno de Brasil. La piedra que fue vendida por un precio no divulgado a un empresario de la región, quien tiene intención de exhibir esa piedra preciosa en diferentes museos brasileños.
Se trata de la segunda mayor de esas gemas gigantes jamás hallada. La primera, también obtenida en una mina de esa región en 2001, es la esmeralda Bahía, una de las piedras preciosas más grandes nunca descubiertas.
Esa joya, que pesa más de 340 kilogramos —las primeras estimaciones indicaron que eran 380—, ha tenido una historia plagada de polémicas y misterios que ha provocado que algunas personas especulen con que acarree una maldición.
El recorrido
Un vecino de la zona adquirió la esmeralda Bahía por 5.000 dólares y la vendió por 20.000. Después, el berilo ‘viajó’ dirante varios años por diferentes regiondes de Estados Unidos sin paradero determinado ni dueño definido.
Por ejemplo, en Luisiana sufrió las consecuencias del huracán Katrina, que azotó el sur de EE.UU. en agosto de 2005. Esa piedra preciosa estaba guardada en la caja fuerte de un banco que quedó sumergido y no fue recuperada hasta varias semanas después.
Después, la Policía confiscó la esmeralda Bahía cuando la intentaban vender en Las Vegas (Nevada) y, desde 2008, ha permanecido bajo custodia en la oficina del ‘sheriff’ de Los Ángeles (California).
Su pertenencia ha sido reclamada ante la Justicia de EE.UU. por parte de 10 personas, tres empresas y el Gobierno de Brasil.
Uno de los pretendientes, el empresario estadounidense Antony Thomas, afirma que compró la gema en 2001 por 60.000 dólares —hoy en día está valorada en 372 millones—, pero nunca llegó a sus manos porque, al parecer, los entonces dueños aseguraron que se la habían robado. Thomas no pudo presentar una copia de la factura debido a que se quemó durante el incendio de su vivienda en 2005.
Otro posible propietario de la esmeralda, Kit Morrison, aseguró que en 2008 apalabró que la piedra preciosa sería la fianza por una partida de diamantes por la que había pagado 1,3 millones de dólares, pero que nunca recibió.
A la disputa se sumaron los brasileños Elson Alves Ribeiro y Ruy Saraiva, así como el vendedor de joyas Ken Conetto, quien habría vendido la joya en el mercado negro norteamericano.
Finalmente, el Gobierno de Brasil entró en juego: declaró que la esmeralda Bahía había salido del país de manera ilegal, con lo cual nadie podía reclamar su propiedad. Sin embargo, la Corte Suprema de Los Ángeles desestimó su petición en 2015.
En junio de ese año, parecía que la disputa se iba a resolver a favor de un grupo financiero copropiedad de Kit Morrison, Todd Armstrong y Jerry Ferrera, pero un juez federal de EE.UU. ordenó que la piedra preciosa permaneciera bajo llave debido a un proceso penal en Brasil.
En estos momentos, la gema sigue en un almacén de la Policía de Los Ángeles.