Osman Rojas| LA PRENSA.- Caminando en las afueras del Hospital Pediátrico la señora Francis Peña espera que se vaya el día. En su rostro se le denota una gran preocupación y no es para menos, pues tiene a su hijo hospitalizado y necesita aplicarle con urgencia el Unasyn, antibiótico que está siendo comercializado en 14 millones de bolívares.
“Voy a esperar a la doctor para ver qué me dice porque yo no puedo pagar tanto por un medicamento. Espero que haya algo que se le pueda adaptar porque ni recurriendo a mi familia puedo comprarlo”, sueltan en entristecida.
Dentro de las instalaciones del Agustín Zubillaga una historia similar transcurre. Matheo Zambrano, hombre de 39 años, tiene a su hijo hospitalizado en el tercer piso y necesita aplicarle Flammazine cremantibiótica que disminuye los niveles de infección en las personas que han sufrido quemaduras). El hombre no ha podido aplicarle el tratamiento a su hijo pues en las farmacias no lo consigue y en el mercado negro los bachaqueros piden hasta 12 millones por un tubo.
“Cada día le oro al Señor para que mi hijo no se contamine. En las calles las personas especulan con medicinas que son vitales para la recuperación de los niños”, denuncia Zambrano. El Flammazine o el Unasyn no son los únicos antibióticos comercializados a precio especulativo. En los últimos dos meses los medicamentos utilizados para combatir las infecciones han visto cómo el costo se les triplica.
Amoxicilina, Azitromicina o Ciprofloxacina tiene un coste que va desde los 15 a los 20 millones de bolívares, dependiendo de la presentación. Dicho de otra manera se necesitan unos 4 sueldos mínimos integrales para poder cumplir con un tratamiento de diez días.
Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), comentó que, el alza del dólar paralelo, es el principal motivo alegado por las farmacias a la hora de justificar los precios de la actualidad.
“A los farmacéuticos no nos dan dólares a precio preferencial. Todo lo que es vendido es importado con músculo propio y eso repercute en el precio final del producto. En las farmacias un antibiótico no se baja de los diez millones de bolívares lo que significa que el pobre no tiene acceso a ciertos medicamentos”, explica.
Ceballos comenta que no todas las farmacias tienen los recursos para importar. Las pocas droguerías que pueden hacerlo lo hacen en pequeñas cantidades, lo que encarece aún más el precio de los medicamentos.
La Prensa hizo un recorrido por 10 farmacias para ver los precios que manejaban, pero ninguna de ellas tenía antibióticos para la venta.