Maryurie Rivero | LA PRENSA.- Desayunar en la calle es cosa el pasado. En los locales de comida ya no llega gente como antes. Hoy en día comprando una empanada y un jugo se gasta al menos la mitad del sueldo mínimo de un venezolano, este hecho ha perjudicado tanto a los consumidores como a los comerciantes.
Tras los grandes aumentos por los que ha atravesado el país en estos últimos años han ocasionado que una simple empanada llegue a costar alrededor de unos 250 mil bolívares, siendo así el precio más económico que se puede encontrar. A causa de esto, a los larenses se les dificulta poder comer en la calle y optan por comer mejor en casa, en vista de que les resulta más factible para sus bolsillos.
José Coroba, comerciante que se encontraba preguntando precios para ver qué comía, comenta que no tiene idea de cómo hacen esas personas que ganan sueldo mínimo para poder comer debido a que hasta un jugo pequeño está costando más de 100 mil bolívares. “No sé adónde vamos a parar con esta situación”, dice Coroba con molestia.
Dichos precios suben a diario, quien además dice que siempre que salía de su trabajo iba a comprarse un popular ‘‘cachito”, lo cual era lo más económico en esos tiempos, cosa que ahora no puede hacer ya que está costando alrededor de 400 mil bolívares, a consecuencia de tal problemática no sólo se ven afectados los consumidores, sino también los comerciantes.
Tal es el caso de Mari Soto, quien trabaja como cocinera encargada, y relata cómo la clientela no es como antes, en vista de que son muy pocos los clientes que llegan a comprar. ‘‘Esto es preocupante, muchos locales han cerrado porque no es factible tener un negocio en estos tiempos”, expresa.