Maryurie Rivero | LA PRENSA.- Ni un gustico se puede dar un larense que quiere comprar una galleta, pues los dulces de este tipo de presentaciones mínimo cuestan el 30 % de un sueldo básico de un trabajador.
“Quién se va a estar poniendo a comprar galletas con esta situación, pero ni para matar antojo”, expresa Hernán Rivero, quien también comenta que hace unos días adquirió un paquete de galletas de soda de 12 unidades las cuales antes resultaban muy económicas, pero hoy en día son difíciles de comprar en vista de que un paquete sale en 780 mil bolívares.
Hasta un paquete pequeño de galletas está difícil de comprar actualmente. Para los barquisimetanos resulta un lujo comer este tipo de productos.
Estos precios justos no parecen tan justo, lo que antes era muy común para las meriendas de los niños, las fiestas o para matar unos antojitos ahora resulta imposible de comprar.
Tras un recorrido que hizo el equipo periodístico de La Prensa por panaderías, supermercados y locales de variedades se pudo observar que los estantes donde ofertan galletas como la Óreo, Club Social, Susy, Cocossete, María, entre otras están repletos, pues los precios espantan.
Gabriela Pérez trabaja en una oficina inmobiliaria cerca de una reconocida panadería de la avenida Los Leones. Ella explica que luego de almorzar iba hasta ese local, compraba una Club Social o una Óreo. Confesó que en enero no gastaba ni 200 mil bolívares en todo, pero ahora puede invertir hasta un millón 200.
“Mis tiempos de comprar hasta un paquete de Susy para tenerlo en la oficina o de Óreo y comermelo poco a poco se acabaron. Lo que gano, si acaso me alcanza para la alimentación en mi casa, no me puedo poner a inventar”, confesó.
Una Óreo puede costar hasta un millón 200 bolívares, mientras que una Susy pequeña está en Bs. 420 mil, mientras que los Palitos de chocolate están en Bs. 320 mil.
Los precios por paquetes sí meten más miedo; es decir, uno de María que trae 10 galletas está en Bs. 900 mil.
Con esos precios prefiero comprar una harina que estar comprando una galletica y menos si son en efectivo”, dice Ani Medina, quien ha resuelto sus ganas de comer dulce de manera artesanal.