viernes, 22 noviembre 2024
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Arrollan mortalmente a policía en Palavecino

Jennifer Orozco | LA PRENSA.- ¿Por qué lo mataron?, ¿qué estaba haciendo?, maldita sea, gritaba Reina, la madre de Rafael Ramón Pacheco Lozada (19), tras llegar a la morgue y enterarse de que su hijo mayor había sido arrollado mortalmente en La Mata de Palavecino.

Ningún testigo pudo dar detalles del suceso. Cuentan que Rafael había salido de la casa de su tía, en la urbanización Santa Eduviges a las 7:00 de la mañana para ir hasta el Centro de Coordinación Policial de La Mata, pues era policía.

Iba solo con su maletín en la mano donde cargaba su uniforme azul. Cuando estaba caminando por la acera de la avenida 9 con calle 4 de La Mata, un vehículo Mazda 3 color plateado se subió intempestivamente a la acera y arrolló a Rafael.

El policía cayó malherido. En menos de un segundo el mismo vehículo Mazda había chocado contra una pared, retrocedió y terminó de herir a Rafael. Luego de eso, el conductor hizo que el carro picara caucho y desapareció.

“Tenía un extraño comportamiento ese chofer, es como si lo hubiese hecho intencional porque el muchacho iba caminando tranquilo y el chofer venía por la calle hasta que vio al jovencito en la acera”, dijo una señora que pasaba de los 60 años, vecina de La Mata.

Aunque estaba una venta de empanadas y una bodega abiertas a la hora en la que arrollaron a Rafael, por el sector dijeron que no sabían muy bien lo que había sucedido. Los testigos estaban temerosos de hablar.

A las 8:00 de la mañana, un amigo de la familia de Rafael fue a llevarles la mala noticia a su tía y primos. La familia llegó hasta el sitio sólo para confirmar la dolorosa partida del policía.

De inmediato, una comisión de Polilara del Centro de Coordinación llegó hasta el sitio para colaborar con el levantamiento del cuerpo. Los funcionarios de Tránsito adscritos a la PNB tardaron 10 minutos más en estar en el sitio.

El joven policía iba de civil. Vestía un suéter gris manga larga, un pantalón marrón de vestir y unos zapatos blancos deportivos. Quedó sin vida bocabajo. Tenía la frente hundida del golpe y mucha sangre en la cara, por lo que se presume que sufrió un traumatismo craneoencefálico.

El cuerpo fue levantado y trasladado hasta la morgue de Barquisimeto. En ese momento, la señora Reina iba en dirección a la puerta de la sala patológica, bañada en llanto y con paso apurado.

Le preguntó a la tía del policía qué andaba haciendo por esa zona. La semana pasada Rafael había sido cambiado de la comisaría de Agua Viva al Centro de Coordinación Policial de La Mata. Sus familiares no explicaron el por qué del cambio y su madre recién se enteró ayer.
Reina no paraba de llorar, abrazaba a sus dos hijos menores, todos muy parecidos a Rafael en el rostro.

“¿Por qué y quién le hizo esto a Ramoncito?”, se preguntaba la madre sin cesar. Nadie podía consolarla.

Según contó el primo de Rafael, el joven policía tenía un año de graduado, curso 4 de Escupol. Desde ese momento había sido un funcionario intachable, muy responsable y trabajador.

“Desde pequeño quería ser policía y cuando se graduó fue una alegría muy grande. Estaba satisfecho de haber logrado su meta”, contó su tía.

Funcionarios policiales explicaron que el joven en poco tiempo se había ganado el respeto de sus compañeros policías y había ejecutado algunos procedimientos de relevancia con el cuerpo policial, así como trabajos de inteligencia, que era su meta máxima, llegar a pertenecer a la Dirección de Inteligencia y Estrategias Preventivas (DIEP).

Rafael estaba soltero y vivió toda su vida en Tamaca, hasta que se graduó de funcionario y fue adscrito a Agua Viva, por lo que se mudó a casa de su tía en Cabudare por la cercanía a su trabajo.

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