José D. Sequera | LA PRENSA.- ¡Mi niña, mi niña!, decía con un profundo dolor Alí José Prado González en el Hospital Pastor Oropeza. Él es el papá de una niña de apenas dos años que murió la madrugada de ayer de un balazo en la cara mientras dormía en el asiento trasero de su carro.
Alí contó que él estaba junto a su hija y su novia en la casa de su tía, ubicada en la avenida principal de Los Cerrajones compartiendo con el resto de su familia. Ya había pasado la medianoche, cuando le advirtieron que fuera a su casa.
“Ya es tarde Alí, la niña ya está dormida en mi cama”, fue lo que le dijo la tía a Prado. Él le hizo caso y se montó junto a su novia en su Fiesta Power, color verde oscuro, placa AB250UD. A la niña, que ya estaba dormida y cuya madre está en Colombia, la acostó en el asiento trasero.
Cuando apenas llevaba una cuadra recorrida en dirección a su casa —Alí vive en Pílade Montezuma— se consiguió a un primo en una rumba que había frente a la licorería Los Morochos.
Estando allí, recuerda Alí entre sollozos, se armó una discusión entre un grupo de hombres que estaba bebiendo en el expendio de licores y después empezó la balacera. “Todo el gentío que estaba en la calle comenzó a correr hacia todos los lados. Yo me subí al carro y arranqué de una”, precisa.
No fue si no hasta media cuadra después que voltea hacia su hija y nota un orificio de bala en el parabrisas trasero y rastros de sangre en el rostro de la niña. En menos de cinco minutos Alí llegó al Pastor Oropeza con su niña en brazos, pero ya la menor no tenía signos vitales. La noticia le cayó a Prado como plomo en el estómago.
“¡Ay Dios, mi hija!”, repetía una y otra vez. Hasta el centro de salud llegó su familia para tranquilizarlo. Se conoció que la niña iba a cumplir tres años el lunes que viene.
Tiros entre bandas
A través del testimonio y vecinos de Los Cerrajones se conoció que, supuestamente, el tiroteo en el que murió la niña se inició por un pleito entre dos bandas rivales.
Al parecer, dos choros habían robado a dos tipos en un sector cercano el sábado en la tarde. Luego de cometer su fechoría se fueron a empinar el codo hasta la licorería Los Morochos.
Las víctimas de robo, supuestamente, fueron a enfrentar a los choros hasta Los Cerrajones. En medio de la discusión fue que, aparentemente, sacaron sus armas de fuego y se inició el intercambio de balas.